Si es Bayern, es bueno

Antonio Casale
27 de abril de 2018 - 02:00 a. m.

El error de Rafinha que permitió el segundo gol del Real Madrid el miércoles, en la Champions, pasaría desapercibido a cualquier equipo de la Bundesliga o a alguno de los rivales que ha enfrentado el equipo bávaro a partir de octavos de final. Ninguno de sus rivales a nivel doméstico, ni tampoco el Sevilla o el Besiktas, las víctimas del equipo de James este año en las rondas previas, son tan efectivos como lo puede ser el Real Madrid.

Lo mismo pasa en el arco contrario. Si Lewandowski y Müller se estrellan en el área chica antes de definir, o Ribéry la pone en el cuerpo del arquero, el Bayern sabe que tendrá muchas más opciones de convertir. Pero cuando esto pasa contra el Madrid, la cabeza comienza a recibir martillazos que poco a poco crean frustración.

Los de Zidane tuvieron tres opciones y metieron dos. Los de Heynckes crearon ocho y convirtieron solamente una. Esto hizo que en los últimos 20 minutos los alemanes se vieran resignados, frustrados, derrotados. Alguno dirá que esto es raro en un equipo con tanta historia, pero es que el presente dice que el Bayern no está acostumbrado a jugar bajo presión.

Este Madrid, en cambio, sabe jugar eliminatorias directas, tiene memoria ganadora fresca, saca provecho de los pequeños detalles para marcar grandes diferencias y, aunque no juega ni de cerca tan bien como las dos temporadas anteriores, sus jugadores tienen la jerarquía que su camiseta exige.

Lo anterior no quiere decir que los futbolistas del Bayern no la tengan, pero es evidente que está oxidada por falta de uso. Mientras el Madrid ha tenido que librar batallas épicas para deshacerse del PSG y la Juventus, para no hablar de lo que han hecho estos mismos tipos en las dos temporadas anteriores, ni mencionar que a nivel doméstico de cuando en cuando tienen duelos de alta exigencia contra el Barcelona o el Atlético de Madrid, el Bayern Múnich no ha enfrentado este año a ningún equipo que se crea capaz de mirarlo a los ojos.

Colectivamente, el conjunto de Heynckes demostró ser más que su rival. Individualmente, salvo Cristiano Ronaldo, son elencos muy parejos. Si los bávaros le quieren dar vuelta a la historia, en Madrid tendrán que entender que la cosa pasará más por lo mental que por otro lado. Concentración para disminuir el margen de error en la toma de decisiones, paciencia y tranquilidad para definir tendrán que ser las improntas. Al frente habrá un equipo que hace rato cambió el buen juego por el apenas correcto, pero que está convencido de sus posibilidades, y ese es el mayor activo que tiene un equipo en cualquier actividad. La serie está abierta.

 

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