Siete cronistas santandereanas

Beatriz Vanegas Athías
24 de diciembre de 2019 - 05:00 a. m.

Responde fielmente la valoración del arte literario hecho en Colombia al funcionamiento del Estado colombiano, es decir, es excluyente, elitista, centralista e irrespetuosa con los creadores que no viven en Bogotá, no son amigos o… Sin embargo, con la aparición de las redes sociales, ya la visibilidad de autores y autoras se ha rebelado ante el ostracismo de la prensa centralista. Esta valoración de la literatura creada en la llamada periferia también ha sido dada a conocer a través del esfuerzo de editoriales independientes que han configurado una nueva versión del libro como objeto estético o estuche precioso para albergar la buena prosa y la exquisita poesía. 

Es el caso de Ediciones Corazón de Mango, editorial que nació en el Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté y a la fecha lleva 24 títulos publicados en las seis colecciones que ofrece. Sus más recientes textos son “Cereté, 25 años de poesía” que es la antología-memoria del evento, de la que se escribirá en otro momento. Y “Siete cronistas santandereanas” un bello volumen de 127 páginas que responde a la identidad de la editorial afincada en Floridablanca, Santander de difundir la escritura de las poetas, narradoras, ensayistas, dramaturgas y cronistas de la región, el país y otros lugares del mundo.

Es un libro que aporta a la memoria literaria del departamento de Santander pues presenta, por primera vez, la voz creativa las seis periodistas en ejercicio Claudia Patricia Mantilla Durán, Ana Karietna León Quiroga, Alejandra Rojas, Diana Lucía Hernández, Silvia Marcela Gómez, Laura Inés Contreras y la médica Natalia Ardila Macías.

Las siete cónicas se agrupan en tres líneas temáticas. La primera se inscribe en el periodismo cultural a través de dos crónicas-reportajes: la primera a un ícono de la pintura en Colombia Jorge Mantilla Caballero de la periodista Alejandra Rojas; la segunda, es una exploración amena e interesante sobre la vida del lector, músico y gestor cultural Orlando Serrano a quien Claudia Patricia Mantilla Durán describe como habitante de “un encantador infierno” de los libros que ha leído y seguirá leyendo hasta el final de sus días.

También están las crónicas que exploran hechos socioculturales que afectan la vida económica de municipios periféricos del departamento de Santander: La sed con la que otros beben en la que Ana Karietna León narra, describe y testimonia la ausencia de un acueducto en la vereda Santa Rita a través de la vida del campesino Demetrio. En esta línea también encuentran los lectores la crónica escrita por Diana Lucía Hernández, Los herederos de la panela: el milagro de sobrevivir de una tradición en quiebra que narra las angustias económicas de los paneleros del sur de Santander, quienes se han mantenido resistiendo con honor frente al abandono del Estado y al abuso de las Federaciones. Y la periodista Laura Inés Contreras Vásquez que nos ofrece una narración de denuncia pero con estética sobre las tensiones de los mineros en Vetas, conocido como el pueblito pesebre de Santander por sus acogedoras calles y porque se encuentra ubicado en el nudo de Santurbán que se extiende hasta el territorio de Mérida, Venezuela. Y la última línea temática que configura este libro se estructura gracias a las crónicas que desarrollan problemas relacionados con la salud física y mental del ser humano y los límites éticos para continuar vivos. De ello se encargan la periodista Silvia Marcela Gómez con el texto El arte de reciclar la vida y la médica Natalia Ardila Macías con La venganza de la manzana prohibida.

 La crónica exige tiempo para lograr su envoltura, su forma, constituida por la trilogía expresiva narración, descripción, testimonio, empleados en el orden que desee el cronista. La crónica es el relato de los seres simples y grandes; de los vencidos antes que los vencedores. Construye la historia en la medida que da valor al detalle, a la aparente minucia de la cotidianidad. Y es un relato honesto y ya se sabe que Shakespeare sentenció ´´Un relato honesto resulta mejor si se lo hace sin rodeos´´. Creo que estas siete cronistas santandereanas logran este cometido, por ello la publicación y difusión de este libro en bibliotecas, escuelas, colegios, universidades, librerías, casas de la cultura, en versión digital y Ferias del libro aportará conocimiento del arte de escribir crónica como uno de los tipos de texto del periodismo más emparentados con la literatura.

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