Sin cortinas de humo es mejor

Felipe Jánica
02 de septiembre de 2019 - 05:00 a. m.

Con los diferentes sucesos económicos y sociales de la semana pasada, seguramente muchos se preguntarán y qué más nos falta por afrontar. La guerra comercial de China, el incendio en la Amazonía, los nuevos alzados en armas y reincidentes en el crimen de rebelión, no son más que motivos para algunos de seguir esperando que algo pase. Esperar a que se estabilice el mundo, la región y el país, para tomar decisiones estratégicas es, a mi gusto, el pecado de los ciudadanos. Quedarse en lo tertuliar de los eventos, no solo consume tiempo valioso y productivo, sino que nos conduce a la inercia de no negar el ocio. Si evitamos las cortinas de humo, seguramente seremos más productivos.

Es obvio que los fenómenos naturales y las variables externas afectan las decisiones de negocio. Por supuesto hacer un análisis profundo de las consecuencias de esos fenómenos es parte de la administración integral de las organizaciones. Conocer de cerca cuáles son los pros y contras de esos fenómenos será un trabajo adicional a nuestra labor cotidiana. Sé también que esta labor no es delegable en su totalidad. Son los líderes de las organizaciones los que deben asumir esta responsabilidad. Sin embargo, sobre actuarse frente a estos fenómenos podría ser contraproducente para la estrategia de las organizaciones.

Quedarse en las discusiones de si están o no de acuerdo con un bando u otro es lo que necesariamente se debe combatir. El consumo de tiempo en estas discusiones se puede estar llevando por delante lo realmente importante: su negocio, su familia y por ende la sociedad. Así las cosas, el mejor camino para ser productivos es dejar de lado asuntos de los cuales no tengamos el control. Recordemos que negocio que uno no controle es negocio de otro. Por esto, el foco en el que los ciudadanos deben centrar su atención es en ser productivos y no dejarnos caer en las discusiones estériles que normalmente tienen contenido político.

Por su parte, las organizaciones deberían estar dejando de dilatar decisiones estratégicas por cuentas del nuevo orden mundial. He escuchado a amigos líderes de organizaciones que argumentan en torno del por qué posponen las inversiones. Muchos de esos argumentos tienen que ver con la incertidumbre misma del país, de la región y del mundo. Mi consejo es que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, como lo decía mi Madre. En efecto, si así lo es y si la misericordia de Dios es eterna, entonces debemos enfocarnos en lo que está bajo nuestro control que es ser productivos y ser buenos ciudadanos. Estoy convencido que cuando se hace lo correcto, los resultados son consecuencia de ello, es decir serán los correctos.

La constante recomendación que he venido pregonando en este espacio de opinión es que debemos seguir adelante con la ejecución de las estrategias empresariales y por el contrario no debemos seguir posponiendo decisiones trascendentales por cuenta de un factor externo nuevo. Analizar sus consecuencias es válido, pero justificar el posponer las decisiones por cuenta de ello no es más que dejarnos llevar por las cortinas de humo que tanto daño nos hace a la sociedad.

En Twitter @JnicaV

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