Del expresidente Juan Manuel Santos Calderón podrán decir que es frívolo, distante y calculador, pero lo que no se puede negar es que ha sido el mejor ministro de Defensa que ha tenido Colombia y, a pesar de todos los problemas que pudieron existir durante su ministerio, al país le fue bien.
Si calificamos la gestión de los últimos ministros de Defensa en Colombia, podemos darnos cuenta de que el más exitoso ha sido Juan Manuel Santos, y no precisamente porque su período al frente de esta cartera se haya dado durante la presidencia de Álvaro Uribe. En el mismo cargo estuvieron también la actual vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, Jorge Alberto Uribe, Camilo Ospina, Gabriel Silva Luján y el mismo general Freddy Padilla de León, pero ninguno de ellos presentó los mismos o mejores resultados.
Las bajas importantes a la guerrilla de las Farc se presentaron durante el ministerio de Juan Manuel Santos. Por supuesto que antes y después de él, en el período de Álvaro Uribe, también se dieron resultados, pero fue con el expresidente y nobel de Paz que se dio inicio a la caída del mito de que los miembros del secretariado de las Farc y del mismo Estado Mayor del grupo guerrillero eran intocables.
El primer golpe se dio con la baja del Negro Acacio, seguido de alias Martín Caballero y Raúl Reyes. Las muertes en combate del Mono Jojoy y de Alfonso Cano se presentaron cuando ya fue elegido presidente de la República, además de que ha sido el único capaz de arrancarle a la guerrilla un grupo de secuestrados sin necesidad de disparar un solo fusil, suceso que se conoció como la Operación Jaque y trajo de vuelta a la libertad a la excandidata Íngrid Betancourt, tres norteamericanos y un grupo de soldados que estuvieron en poder de las Farc durante varios años.
También debemos recordar la captura de David Murcia Guzmán, cerebro de la captadora ilegal DMG que sirvió para lavar dineros del narcotráfico y estafar a miles de colombianos.
Podría decirse que sin Santos como ministro de Defensa la Seguridad Democrático no hubiera alcanzado el mismo éxito y sí se habría reducido a ser una política de ocho años en donde los militares y la policía se limitaban a perseguir una que otra cuadrilla guerrillera, capturando o dando de baja a uno que otro subversivo raso sin ninguna importancia. Es decir, nos habríamos gastado miles de millones de pesos en un círculo vicioso, sin mayores resultados, y no me cabe la menor duda de que el Secretariado seguiría intacto con los secuestrados en la selva.
Por supuesto que tuvo que enfrentar problemas, como ponerle la cara al país por los falsos positivos, consecuencia de la Directiva 029 de 2005 que le dio vida al sistema de recompensas a militares por resultados, firmada por su antecesor en el cargo, Camilo Ospina, escándalo del que nuestro país no se ha podido recuperar, ni se han podido conocer la verdad de los hechos.
Tan buen ministro de Defensa fue Juan Manuel Santos que ni siquiera el retorno del uribismo al poder ha podido superarlo. La prueba es que Guillermo Botero, de quien no me explico la razón que tuvo para aceptar el nombramiento, no pudo hacer mayor cosa para ejecutar éxito alguno que desembocara en el desmembramiento de grupos ilegales, y ni hablar de Carlos Holmes Trujillo.
Por último, no me resta sino darle las gracias al expresidente Álvaro Uribe Vélez por haber nombrado a Juan Manuel Santos Calderón como su ministro de Defensa y por supuesto como su sucesor, porque a fin de cuentas, si no es por él, el Negro Acacio, el Mono Jojoy y Raúl Reyes estarían vivos, Íngrid Betancourt seguiría en la selva y las Farc permanecerían en guerra.
Señor expresidente Uribe, gracias por dejarnos a Juan Manuel Santos, mejor sucesor suyo que él no ha habido, ni habrá.