Sobre cómo embriagarse

Catalina Uribe Rincón
12 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.

Islandia se ha convertido en el ejemplo a seguir en cuanto a las políticas para disminuir el consumo de drogas y alcohol en adolescentes. Lo anterior es sorprendente si se tiene en cuenta que hace 20 años los jóvenes islandeses ocupaban el primer puesto como los más bebedores de Europa. Un periodista de El País de España recorrió las calles islandesas y habló con algunos expertos para entender las políticas instauradas para enfrentar el consumo de drogas. Las conclusiones del reportaje nos sirven mucho para pensar nuestro caso.

Uno de los hallazgos más interesantes es que la química cerebral regula las adicciones. Esto significa que los jóvenes naturalmente requieren de picos y bajadas en su ánimo y van a buscar conseguirlos de distintas maneras. Así pues, como lo explica el profesor Harvey Milkman, los menores pueden volverse adictos a cualquier cosa: al tabaco, al trago, a los carros, a la plata, al sexo, a las calorías, a la cocaína, entre muchas otras. La solución de Milkman no es restringir los picos y valles anímicos, sino canalizarlos en lo que él llama la embriaguez natural. Esta consiste en cambiar el estado de conciencia buscando maneras naturales de darles flujo.

Las opciones de Milkman son cualquier actividad extracurricular que logre en el cerebro un efecto similar al del alcohol o las drogas. Distintos deportes, bailes, música, grupos de lectura son todas alternativas, no porque logran mantener a los adolescentes distraídos, sino porque esas actividades, cuando son bien logradas (pues también pueden volverse adictivas), consiguen los mismos efectos que los adolescentes buscan en el trago y las drogas. En últimas, lo que se busca no es asfixiar los impulsos humanos, que se acentúan en la adolescencia, sino darles salida de forma que las personas no terminen atrapadas en la solución.

Ya varios estudios han mostrado que el consumo de drogas en Colombia crece con rapidez. A pesar de que tenemos una amplia experiencia en política antidrogas todavía seguimos muy atrasados en prevenir el consumo. El caso de Islandia probó que la educación sobre las drogas no funciona, entre otras, porque los jóvenes no obedecen a lo que sienten como una necesidad. Los seres humanos necesitan embriagarse. No es sensato entorpecer la autorregulación de la psiquis. Lo que hay que hacer es cambiar la cultura y las políticas para que se adapten a los impulsos naturales, y no al revés.

 

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