Primeros para encerrar, últimos para vacunar
Hace un año, a los “abuelitos” nos encerraron de primeros. Resolvieron guardarnos para protegernos, nos consideraron limitados e incapaces, no aptos para cuidarnos; de paso, le dieron un sentido peyorativo a la sublime condición de ser abuelo.
Hoy, cuando aparece la esperanza de la aplicación de la vacuna para liberarnos de este virus que nos ha amargado la vida y cuando los “abuelitos” ya alistábamos el brazo contentos para recibirla, a pesar de lo embolatada que parece estar en el país, se comenta que será mejor dejarnos de últimos en la fila ¡porque protegiendo a los demás también nosotros quedaremos protegidos. ¡Que para qué tal beneficio si al fin y al cabo ya estamos en primera fila para morirnos! ¿Gracias?
María Antonieta Busquets. Bogotá.
Todos llevamos un negacionista dentro
Nunca la humanidad ha contado con tantos adelantos científicos como ahora y, por lo que puedo observar, nunca como ahora los hemos despreciado tanto.
Hace diez años científicos e intelectuales pronosticaban una pandemia de orden global, nadie previó soluciones. ¿Resultado? Colapso mundial.
Hace un año, virus en China, el mundo observaba y decía: ahora lo que tienen los chinos, ¿Resultado? El planeta encerrado.
Nos llegó el virus a Colombia, predijeron los virólogos, científicos y médicos que si no restringíamos los encuentros sociales el virus se esparciría y la situación sería caótica. ¿Resultado? Cuarentenas, emergencias hospitalarias, miles de muertos, y muchos siguen de fiesta.
Una semana antes de la tormenta Filomena en España los meteorólogos la anunciaron, pero ninguna autoridad tomó medidas, ¿Resultado? Madrid, zona de desastre.
Esto, para no hablar de política, donde se alerta sobre corrientes políticas que acaban con países o sobre liderazgos tóxicos de izquierda o derecha que solo siembran odio, pero parece que no importara, apostamos al fracaso y, obvio, eso conseguimos.
Visto lo visto, parece evidente que todos llevamos un negacionista dentro, creemos que las cosas malas pasan, pero solo a los demás. Ojalá nuestros políticos, en lugar de pensar solo en ellos y sus intereses mezquinos, dieran ejemplo de ayuda a los otros, empezando por los más débiles. Pero más importante aún es que ojalá todos seamos conscientes de que el cambio solo vendrá si cada uno de nosotros hace el bien que le toca, por ahora respetar las normas y cuidarse para así cuidar a los demás.
Javier Hernando Aguillón.
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