Sobre la vacuna

Cartas de los lectores
04 de septiembre de 2014 - 03:05 a. m.

La forma como el Ministerio de Salud ha manejado el caso de las niñas con síntomas después de haber sido vacunadas contra el virus del papiloma humano, produce las siguientes reflexiones:

1. El problema en salud pública no es estadístico; un solo caso de efectos adversos que ocurra es grave y debe ser estudiado. No se puede pretender bajar la alarma en los padres y en la comunidad diciendo que “sólo son 10 casos en 120.000 vacunas aplicadas”. Para los padres o cuidadores del “caso” no es un problema de números.

2. Los temores e interrogantes de la comunidad deben responderse no sólo desde la “evidencia científica” y rodeándose de expertos, sino desde el diálogo respetuoso, sin pretender que el “saber científico” pueda anular o demeritar la percepción ciudadana de riesgo.

3. Se deben tener respuestas claras y no entrar a la defensiva con una consigna repetitiva de “no es la vacuna”. ¿Entonces qué pasa? ¿Por qué se evidenciaron niveles de plomo en algunas niñas? Si bien la vacuna no tiene plomo, ¿cuál es su origen y cómo puede estar afectando?.

4. No asumir posiciones arrogantes o aminorar un problema porque es “sugestión” o una cuestión de histeria a la que no hay que prestarle atención. Si hay un componente de ansiedad o salud mental, esto merece ser estudiado y atendido y está reflejando que algo no anda bien.

5. Finalmente, suspender una vacunación mientras se indaga y se tienen respuestas sería una actitud de precaución y de compromiso con la salud pública.
Luis Jorge Hernández.

Médico salubrista.

Violencia moral

La violencia moral que contra las parejas homosexuales quiere imponer la señora Viviane Morales con su intención pseudodemocrática, apelando a los miles de feligreses de las empresas cristianas y bíblicas, así como las opiniones de algunos jerarcas de la Iglesia católica y funcionarios del Estado, sólo se puede asimilar a la violencia física, tortura y muertes por decapitación que practica el Estado Islámico (IE).

María Cristina Quiroga. Bogotá.

Hermano toro

La mejor obra de arte es la vida, una vida bien vivida, creativa, amorosa, hedonista, solidaria con la naturaleza a la cual pertenecemos todos. Como animal, porque todos somos animales, repruebo visceralmente la decisión de la Corte Constitucional de considerar “arte y cultura” la tortura y el asesinato de nuestros hermanos en la naturaleza, los toros.

Ilse de Greiff. Bogotá.

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