Sobre pirómanos y oportunistas

Luis Felipe Henao
27 de noviembre de 2018 - 05:00 a. m.

Una de las estrategias que por siglos utilizaron los líderes de grupos derrotados era la táctica de la tierra arrasada. Consiste en destruir todo a su paso antes de que llegue el gobernante. La aplicaron los bárbaros contra Julio César y luego muchos grupos disidentes a lo largo de la historia, como parte del famoso paquete de “todas las formas de lucha”. Desde el día uno de su derrota Gustavo Petro ha intentado imponer esta maniobra lentamente en el país, buscando incendiarlo políticamente para poder hacer una campaña presidencial con sus cenizas en el 2021.

Su primer objetivo es reventar el país infiltrando a sus seguidores en las marchas, convirtiendo reclamos legítimos y pacíficos de los estudiantes en manifestaciones caóticas e incontrolables. Es innegable que las universidades públicas se encuentran en una grave crisis económica y el Estado debe aumentar el presupuesto que invierte en ellas. Lo que no resulta comprensible es ver a Petro y a la Colombia Humana incendiando de manera oportunista a los manifestantes y politizando la protesta estudiantil. ¿Qué tiene que ver Petro con estas exigencias para que pase a encabezarlas? ¿Por qué politiza la aspiración legítima de los estudiantes para sus fines electorales?

Esta estrategia no se limita a Colombia. Esta semana vimos en las redes sociales cómo en París algunos de sus seguidores encararon de manera furiosa al presidente aprovechando que estuvo como asistente en un foro de la Unesco. Se vieron gritos de sus simpatizantes como si hubieran sido sacados del recinto por la seguridad de un dictador del tercer mundo. Pero no, fueron desalojados por guardias franceses por causar desórdenes en el lugar.

Ahora Petro encabeza la campaña para incendiar la institucionalidad del país. Revela que supuestamente Jorge Pizano le entregó a su asesor Andrés Hernández unos documentos que mostrarían un entramado de corrupción. ¿Ahora resulta que Jorge Pizano era un gran seguidor de Petro y de la Colombia Humana? Además de lo raro que sería que Pizano le haya entregado unas pruebas, lo que más llama la atención es que se señale que éste le haya dado a Hernández “documentos desde antes de 2016”. Antes de 2016 (es decir, en 2015) no se había revelado un caso Odebrecht sobre Colombia, por eso cabe preguntarse: ¿por qué no se revelaron antes y ahora los saca Petro de debajo de la manga para atacar al fiscal?

Es muy curiosa la doble moral de Petro, para quien la presunción de inocencia solo funciona para él. Cuando estaba siendo investigado e incluso condenado por la Procuraduría decía que había una persecución en su contra, pero cuando el investigado es otra persona entonces la condena incendiando las redes. La propia familia de Jorge Pizano dijo esta semana ante el caos sembrado por Petro: “Necesitamos completo respeto por nuestra dolorosa situación, por lo que pedimos que ésta no sea usada en ámbitos como la política”.

En vez de aprovecharse oportunistamente de la tragedia de la familia Pizano, lo que debería explicar en este momento Petro son las graves afirmaciones de Diosdado Cabello, quien reveló que Petro le solicitó apoyo a Maduro y ahora lo niega. Si los colombianos no despertamos a tiempo y no nos damos cuenta de que el juego de Petro es incendiar la institucionalidad del país para recoger las cenizas en 2021, en un tiempo será demasiado tarde. Si al propio Maduro le da miedo, mejor ni pensar qué podría pasar en el país si Petro llega a la Presidencia en 2022.

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