Solito

Tiene razón Uribe. El futuro presidente, Iván Duque, se lanzó al ruedo de la presión internacional contra el régimen dictatorial de Maduro en Venezuela. Escogió, entre otras muchas arenas posibles, la Corte Penal Internacional. Y lo hizo, sí, solito.

Aplausos, pues, para nuestro futuro primer mandatario. Burlas aparte, el dato no debería pasar de agache. Desde lo más alto del Centro Democrático se está reconociendo abiertamente la legitimidad e importancia de la presión internacional. Comparado con los gobiernos uno y dos de Uribe, en los que todo lo relacionado con derechos humanos era considerado participación en terrorismo, esto es histórico.

Y si además estamos hablando de la Corte Penal Internacional, cuyo Estatuto de Roma cumple 20 años el próximo martes, el mensaje es incluso esperanzador. Pues así como la Corte Penal abrió una examinación preliminar para Venezuela, también existe una para Colombia. Y aunque esto quiere decir igualmente que en ninguno de los dos casos estamos siquiera en etapa de investigación, tanto en el uno como en el otro se trata, como siempre desde que el Estatuto cobró existencia, en 1998, de la defensa de la igualdad, la dignidad y la justicia.

Al día de hoy, la Corte cuenta con 123 miembros. Se le ha criticado su incapacidad para mirar más allá de África, una realidad que será discutida en la semana de su aniversario. Falta mucho para que América Latina sea un lugar posible de acción para la Corte. Desde que fue creada, cuatro años después de la firma del Estatuto, países como Estados Unidos se opusieron a su existencia y posibilidades. Con seguridad, Trump prefiere una salida militar para Venezuela.

Está por verse si Duque cede a esos deseos bélicos. O si una vez más, solito, hace valer la presión internacional, en cuyo caso también tendría que permitir que la Justicia Especial para la Paz resuelva los crímenes de guerra colombianos que están en la impunidad.