¿Son racistas los árbitros?

Jorge Tovar
10 de abril de 2017 - 01:21 a. m.

En 1914, miembros del Exeter City, equipo inglés de gira por Río de Janeiro, aclamaron sorprendidos mientras observaban un partido que éste era “entre equipos juveniles, muchachos de entre 18 y 20 años aproximadamente. Eran negros, negros como tu sombrero, la mayoría jugando descalzos”. Que hace más de 100 años los comentarios, hoy día considerados racistas, fuesen una constante se explica en la sociedad de entonces. Que hoy día se dé un trato diferencial a los jugadores por su piel oscura, sería inaceptable. En particular, se espera que los árbitros sean ecuánimes en todos los aspectos. Incluyendo el color de piel, por supuesto.

La literatura sobre el sesgo de los árbitros es amplia y se ha estudiado particularmente en torno al tiempo añadido al final del partido según si el equipo local va ganando o perdiendo. Pero los resultados en torno al tema son muchos y la estabilidad de los resultados varía con la elección metodológica y el tipo de datos de que se disponga. Para minimizar la influencia de la metodología que se escoja, Silberzhan y Uhlmann publicaron en 2015 en Nature un experimento en el que a 29 equipos se les otorgaron los mismos datos y se les pidió que contestaran la misma pregunta. En particular, utilizando datos de las ligas de Inglaterra, Alemania, Francia y España se les preguntó: ¿Tienden los árbitros a sacar más tarjetas rojas a los jugadores con piel oscura que a los que tienen piel clara? Es decir, el interés no está en sesgos por la presión del ambiente (el público, el equipo local), sino en sesgos por el color de piel.

Para el experimento utilizaron fotos de 1.586 jugadores en los que el color de piel se clasificó de muy claro (1) a muy oscuro (5) siendo la mitad (3) ni claro ni oscuro. Los datos, además del color de piel del jugador y el número de tarjetas amarillas y rojas, incluían información demográfica de los jugadores (altura, peso, posición) y el origen de los árbitros.

El resultado es llamativo. El 69 % de los equipos de investigación, 20 de 29, encontraron una correlación positiva y estadísticamente significativa entre el color de piel oscuro y las tarjetas rojas. La mediana (el resultado de la mitad) muestra que los jugadores con piel oscura tienen una probabilidad 1,3 veces más alta de recibir una tarjeta roja. Ningún equipo encontró resultados contrarios, es decir, que jugadores de piel clara recibieran más tarjetas rojas. El estudio sugiere que existe cierto sesgo negativo en Europa hacia jugadores de piel oscura. Un resultado que el mundo del fútbol ha debido profundizar.

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