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Tan desubicado está el presidente Iván Duque, que no ha entendido todavía que a quien hay que combatir es a la pandemia del COVID-19, no a la alcaldesa Claudia López.
Bien sabíamos que las relaciones entre los dos mandatarios no serían fáciles. En primer lugar por la explosividad y fuerte temperamento de la burgomaestra y, en segundo lugar, por la manera tan intrigante con la que el primer círculo del primer mandatario suele asesorarle. Sin embargo, en momentos en que el país debe estar unido para hacerle frente al virus del COVID-19, no se necesitan divisiones y confrontaciones malsanas entre los dos líderes con mayor visibilidad en materia de gobierno.
Si en realidad el primer mandatario desea hacer equipo, el ejemplo debe comenzar desde arriba, y esto se lo hace abandonando la idea de que la única manera de trabajar en grupo gira alrededor de lo que piensa y dice el presidente de la república. En este caso es al contrario, porque son los mandatarios locales quienes deben atender la emergencia en el terreno y son quienes conocen las condiciones de sus territorios y pueden distinguir entre lo urgente y lo importante.
No se puede actuar con egoísmos y mezquindades recordando que el presidente de la república es el que manda, como queriendo decir, que el que manda, manda, aunque mande mal. Este tipo de mensajes no se puede seguir enviando a la nación porque si un mandatario local, sea el que sea, considera que antes de permitir la salida de cientos de personas para sus trabajos debe organizar el territorio, lo que sigue es apoyarle para que esta tarea se pueda hacer, evitando congestiones.
En el caso de Bogotá no se puede olvidar que tiene el mayor número de personas contagiadas con Covid-19 a nivel nacional (2.345 al cierre de esta columna), que puede ser un número menor si se le compara con otras ciudades del mundo, pero la idea es que este siga siendo menor, no que las iguale; así es que presidente Duque, tenga un poco de humildad y reconozca públicamente que la alcaldesa de Bogotá tenía razón cuando pidió calmarse y esperar unos días mientras se adecuan las condiciones en la capital para que las personas puedan, de manera escalonada, retornar a sus labores.
Todos los que vivimos en Bogotá vemos lo congestionado que permanecen los buses y estaciones de Transmilenio, las EPS, los hospitales, los bancos, centros comerciales y por supuesto algunas calles y avenidas, ¿Las vamos a convertir en fuente de contagios porque el primer mandatario no es capaz de escuchar las preocupaciones de la alcaldesa?
Cuidar de la vida de los ciudadanos es obligación del Estado como tal. Esta responsabilidad no es un asunto exclusivo de los mandatarios locales; el presidente de la república como representante de todo un país le asiste este deber, por tanto es necesario que trabaje alrededor de las necesidades de los territorios y no de lo que a sus ministros y asesores se les ocurra.
En lugar de pensar en vanidades, reclamando la batuta, el presidente de la república lo que debe hacer es concentrarse en proyectar el país para convivir con una pandemia durante todo el año 2020, porque es claro que esto va más allá del 30 de mayo y que es necesario generar desde ya las estrategias que le permitirán al país continuar con su día a día, pero con unas características diferentes, teniendo en cuenta eso sí, las condiciones propias de cada territorio.
Aquí no hay espacio para celos, presidente Duque, así es que por el bien de todos y todas recomiéndole a su equipo de trabajo parar las intrigas y generar lazos de unión con ciudades, municipios y departamentos, porque de lo contrario en este año nos podríamos morir en masa muchos colombianos, y los que logren salvarse, lo van a responsabilizar a usted y a nadie más que usted.
Su enemiga, presidente Duque, es la pandemia del Covid 19, su enemiga no es Claudia López,así que por favor, trabaje en equipo, no solo con ella, sino con todos los mandatarios locales, pero no alrededor de su nombre, sino acompañando las iniciativas que desde lo local se planeen.