Subsidios agrícolas en los países ricos

Hernán González Rodríguez
10 de enero de 2020 - 05:00 a. m.

En los Estados Unidos, Canadá y México existen seis clases de subsidios para beneficio de su producción agropecuaria. Algunos de ellos, como las rebajas en los impuestos, son difíciles de cuantificar.

1. Seguros frente a la reducción de los ingresos y frente a caídas en la producción.

2. Créditos subsidiados tanto para la agricultura como para la ganadería.

3. Seguros frente a los desastres climáticos.

4. Rebajas en los impuestos por conservación del suelo y para mejorar las dotaciones en las fincas cultivadoras.

5. Promoción de las exportaciones.

6. Investigaciones y suministro de estudios y estadísticas para el sector agropecuario.                                             

La Oecd en inglés, la Ocde en español, publicó el año pasado un estudio con el monto de los subsidios como porcentaje de los ingresos brutos del sector agropecuario, en el cual ya incluyen a Colombia.  Este documento se pude consultar en Agricultural Policy Monitoring and Evaluation Oecd 2019 - Policy Brief. Allí aparecen los porcentajes a continuación:

Europa, solo los países de la Oecd, 20%.  Los 37 países de la Oecd en el mundo, 18,5%.  China 16%. Rusia 15%. Colombia 12%.  Estados Unidos 10%. Canadá 10%. México 8%. Costa Rica 8%. Brasil 3%. Chile 2%.

Sospecho que figura Colombia con un porcentaje demasiado elevado para los bananos, las flores, los aguacates... Quizá se explique este por los cuantiosos subsidios a nuestros cafeteros, porque todos los demás sectores agropecuarios son víctimas de los subsidios de las importaciones que nos ingresan, tanto legales como de contrabando con los dineros del narcotráfico.  Ejemplos: el maíz lo importamos de los Estados Unidos, los fríjoles del Canadá, el arroz del Ecuador, los lácteos de la Unión Europea….

En maíz, de acuerdo con el Dane, importamos el año pasado US$1.065 millones. Henry Vanegas, gerente general de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales -Fenalce-, ha manifestado que “así dupliquemos la producción nacional de 1,5 a 3 millones/ton-año, el mercado interno pasará en ocho años de consumir 6,5 a 9 millones/ton-año”. De los Estados Unidos importamos 4,6 subsidiadas con el 10% de las 6,5 millones/ton-año que consumimos hoy. El investigador internacional, señor Luis Narro, estima en 18 millones/ton-año el potencial de producción de maíz de Colombia. Los fríjoles que crecen enredados en los tallos del maíz también cuentan con este potencial.

El problema con los subsidios, me comentaba un conocedor del mercado de los textiles y las confecciones, radica en que a nuestros sectores no les arrebatan, no les compiten más del 20% con las importaciones legales y el contrabando.  Desanima, sin embargo, como condición para continuar con cualquier negocio, la sola presencia de la competencia extranjera con precios de venta subsidiados entre el 10% y el 20% por debajo de los nuestros. Algo así desanimó a nuestros productores domésticos de algodón.

Los efectos nocivos de los subsidios no recaen solamente sobre el sector agropecuario. También repercuten sobre los textiles y a las confecciones, los productores de calzado, la marroquinería en general, los fabricantes de alimentos…

Si pretendemos en Colombia generar empleo formal y de calidad, no debemos vacilar en implantar estrategias proteccionistas, como autodeclararnos en la Oecd como país "subdesarrolado", tal como lo hicieron China y México para controlar las importaciones en aquellos sectores como los aludidos, donde no existen grandes monopolios, donde la competencia doméstica es adecuada y para evadir los certificados de origen que nos impiden, por ejemplo, exportar textiles y confecciones fabricados con hilos de algodón importado.

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