El país de las maravillas

Tarde, como siempre

Mario Morales
11 de julio de 2018 - 02:00 a. m.

Mientras en Bogotá se devanan los sesos para especular si el exterminio sistemático de líderes sociales tiene raíces en la restitución de tierras, la pugna de armados ilegales en zonas de narcotráfico o estrictas razones ideológicas, la violencia en el país, que se incrementa hora tras hora, es escalofriante.

El drama, que no es reciente, solo hasta ahora saltó a los titulares de los medios porque era inocultable. Ya el Cerac advertía que desde enero se había escalado la violencia política letal. Hasta la primera semana de este mes, en 14 actos violentos fueron asesinadas 12 personas.

Embelesado por el reality show electorero, el advenimiento del Mundial y las festividades, el país ignoró olímpicamente el derramamiento de sangre, las masacres disfrazadas y el aniquilamiento de más de 300 líderes sociales, como lo demuestra la disminución en el pesimismo en la más reciente encuesta de Gallup.

Basta abrir los ojos para despertar las alertas por el aumento inusitado de todas las formas de violencia. En las últimas horas murió un soldado en enfrentamientos del ejército con el Eln, en Chocó. Allí, en Belén de Bajirá, hay siete personas amenazadas; en Córdoba son cinco, incluido un concejal; en Boyacá, al decir de la Defensoría, son 40; otras amenazas suscitaron consejo de seguridad en Bolívar; un líder universitario tuvo que salir de Manizales; la ONG Nodo habla de 60 líderes amenazados, el gobernador de Norte de Santander dice, tras nueve asesinatos en esa región, en 2018, que se trata de un plan sistemático; en la comuna 13 de Medellín ya son 44 homicidios, ayer hubo dos feminicidios en Quindío, la Onic levanta la voz, la Embajada de Estados Unidos dice estar preocupada…

Solo hasta esta semana, el gobierno pareció darse por aludido, reaccionando más con actos simbólicos que con acciones efectivas para frenar la violencia, mientras el presidente electo sigue de razonero en el exterior, llevando saluditos inanes de expresidentes iracundos. Ojalá, él, solito, tuviera el mismo empeño para ayudar a detener el baño de sangre, que cuando se le atravesó a la JEP.

www.mariomorales.info y @marioemorales

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