Publicidad

Rabo de ají

Tender trampas

Pascual Gaviria
19 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.

Néstor Humberto Martínez es un todero de marca mayor, el hombre de los oficios varios en la política colombiana. No es fácil encontrar un personaje que haya pasado por la junta directiva del Banco de la República, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia, la Superintendencia Financiera, el Ministerio de la Presidencia, las candidaturas de Cambio Radical, las carnetizaciones del Partido de la U y la Fiscalía General. Todo esto, haciendo parte de cinco gobiernos de las más diversas inclinaciones ideológicas y con los más enconados pleitos políticos y jurídicos. Martínez tiene las virtudes del acomodo y la intriga, los encantos de quien juega en causa propia con la camiseta prestada.

Las últimas noticias sobre su papel en la detención de Santrich y su fingida indignación con la JEP muestran que Martínez es además un jurista de grandes contradicciones. Siendo asesor de Corficolombiana, socia de Odebrecht en la Ruta del Sol, tomaba con gracia y despreocupación los delitos evidentes en la actuación de la multinacional brasilera. Él mismo enumeraba la lista del Código Penal luego de las pruebas que le enseñaba Jorge Enrique Pizano: “Soborno, lavado de activos, falsedad en documento privado, administración desleal, abuso de confianza… Eso es una coima, marica”. Esos parecían eventos menores para su rasero legal. Tal vez por eso omitió en un primer momento comentarle a la Corte Suprema sus “conocimientos” desde el interior del escándalo de corrupción más grande de los últimos años en Colombia. Ese pequeño olvido hizo que la Corte que lo nombró fiscal contemplara en su momento la posibilidad de exigirle la renuncia y tuviera lista la decisión de apartarlo de todos los procesos con Odebrecht en los expedientes. De modo que Martínez encontró una coartada perfecta, frunció el ceño contra la JEP y su decisión de dejar libre a Santrich y salió por la puerta de servicios.

Pero Néstor Humberto Martínez también tienen las habilidades de amplificar hechos menores con la lupa de su propio código penal y sus intereses políticos. Como fiscal general le entregó plena credibilidad a un personaje que fungía como farsante y fingía como contacto de las Farc con las mafias mexicanas. Los audios de Marlon Marín, al menos los que hemos oído, muestran a un promesero menor, alguien que alardea de sus contactos, aplaza sus compromisos y usa claves criminales que dan más risa que certeza de sus torcidos. Las interceptaciones no dejan claro un delito sino apenas un intento, la búsqueda de acercar cinco kilos de coca (movidos por la Fiscalía en medio de su “inteligencia”) con unos dólares falsos de la DEA (llevados por dos falsos mexicanos y una supuesta opulencia). Márquez y Santrich son una sombra en esos audios, una oferta de Marlon Marín que nunca se cumple y que en su momento el fiscal general intentó confirmar con un video sin audio. Ahora está más claro por qué Néstor Humberto no le entregó a la JEP el expediente completo para la extradición de Santrich y se guardó lo que al parecer no era más que una comedia entre un grupo de falsos narcos, dos de la DEA y uno que trabajaba por cuenta propia y decía representar a jefes de las Farc. Ni en los tribunales de la justicia ordinaria ni con los de la justicia transicional Martínez tenía credibilidad, en una por tapar y en la otra por tramar. El exfiscal, sus intrigas y sus cálculos políticos nos dejan una sola tranquilidad: nos acostumbraron a esperar lo peor, y Francisco Barbosa, el actual fiscal general, solo por contraste, se ve como un principiante algo inofensivo.

 

George(98053)19 de noviembre de 2020 - 10:13 p. m.
Ademas Nestor H. Martinez era experto en que los testigos incomodos se "suicidaran" con agua cianurizada.
Jose(37141)20 de noviembre de 2020 - 11:07 p. m.
felicitaciones Pascual sigues teniendo coraje. porque eres capaz de escribir contra alguién que te puede dar aguitas saborizadas.
Rivas(7913)20 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.
Jaime Garzón, con su agudeza mental, se lo dijo en su propia cara: "Alma bendita (Salustiano Tapias), quien iba a saber que le iba a salir un hijo así de cafre". Martínez se limitó a reír con la misma risa de los audios con Pizano.
Alberto(3788)19 de noviembre de 2020 - 08:17 p. m.
Magnífico y acertado análisis.
Caruso(80674)19 de noviembre de 2020 - 07:33 p. m.
Definitivamente éste remedo de gobierno,es más inmoral que el del expresidiario 1087985 o el Señor de las Sombras 82.Cómo es posible que se nombren embajadores que tienen aparentes máculas,como Ordóñez,destituido por corrupto, Pacho Santos, del cual Mancuso dice que les pidió crear el Bloque Capital de las AUC,Sanclemente,supuestamente involucrado con las drogas,NHM, con dudas. No hay derecho.
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar