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Terrible futuro

Iván Mejía Álvarez
18 de noviembre de 2008 - 12:55 a. m.

Las dos pirámides más grandes del fútbol colombiano se desplomaron y terminaron estafando la fidelidad de sus hinchas, robándose sus ilusiones, atracándole sus sentimientos.

Millos y Santa Fe concluyeron su labor por el año en medio de un monumental fracaso y con unos signos de interrogación respecto a sus futuros que aterran a cualquier espectador más o menos conocedor de la actualidad económica y deportiva de los dos equipos.

Los azules tienen actualmente un pasivo superior a los 14 mil millones de pesos y están inmersos en la Ley 550. Su pésimo manejo administrativo les lleva con frecuencia a incumplir pagos salariales, seguridad social y a quedar permanentemente ante la opinión pública como el club peor administrado del país. Los jugadores y sus familias no se pueden enfermar porque no hay seguridad social,  pues deben varios meses y las denuncias que permanentemente se hacen sobre este tema son minimizados, cuando deberían ser agrandados porque significan flagrantes violaciones a los acuerdos económicos obligatorios por Ley 550. Pero, al igual que en las nefastas pirámides, el Gobierno se hace el de la vista gorda, todo se tapa, todo se esconde y a Millos no le aplican la mano dura que sus incumplimientos deberían conllevar. Pero, como en las pirámides, cuando se caiga una sola carta del castillo de naipes, todo se vendrá a tierra y el equipo azul en medio de su monumental fracaso puede terminar desapareciendo víctima de la peor administración de su historia, la del “maestrico”, fracasado, perdedor, incompetente, inepto y mentiroso.

En Santa Fe los “dueños invisibles” le entregaron diez mil millones de pesos a unos directivos para que invirtieran e hicieran un equipo campeón. El fracaso es rotundo, total, absoluto. Esos mismos invisibles no van a poner un solo peso más, ya han gastado más de veinte mil millones en los últimos años, y no quieren seguirse sintiendo estafados en sus ilusiones.

A El Pecoso Castro lo echaron porque tuvo la sinceridad de decir que el dirigente que pagó 1.500 millones por Nazarith era un ignorante y un bruto. El técnico tenía toda la razón, se necesita ser muy torpe para gastarse diez mil millones de pesos y no entrar a una sola Copa. Comprar por cantidad no garantiza calidad, y eso hizo Santa Fe, entre los negocios de unos dirigentes que están bajo sospecha y de un ex técnico que se dedicó a hacer negocitos con sus amigos. En Santa Fe se aplicó clarito el “como nada nos cuesta, volvámoslo fiesta”.

Qué papelón, qué ridículo, qué fracaso, qué torpeza dirigencial. Las dos pirámides terminaron derrumbándose y no hay un solo faraón que las pueda poner en pie.

 

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