Atalaya

Tiempos de solidaridad

Juan David Zuloaga D.
21 de mayo de 2020 - 05:00 a. m.

Casi todos los sectores económicos del país han sufrido el embate de la pandemia. Sólo unos cuantos han seguido operando con normalidad, entre ellos el de la banca y el de alimentos. Los demás han visto reducidas sus ventas; han cerrado sus comercios; se han visto obligados, muchas veces, a tomar préstamos para pagar las nóminas de sus empleados; han tenido que reducir puestos de trabajo…

El Gobierno ha llamado a la solidaridad e incluso al sacrificio. Y de buena parte de los colombianos hemos visto gestos encomiables y actos de desprendimiento y de ayuda. Aun a muchos cuyos ingresos han sido reducidos los hemos visto volcarse para ayudar al otro, a los otros.

Pero he aquí que del sector financiero –que corre grave riesgo, claro, pero lo corre tanto como casi todos los otros sectores de la economía– no hemos visto gesto alguno de benevolencia ni actos de solidaridad. Ni un plazo para pagar las cuotas ni un manejo clemente de las tasas de interés ni una exención (al menos a ciertas personas) de los cobros por las cuotas de manejo de las tarjetas… Nada. Hemos visto, en cambio, quejas de usuarios por aumentos en las tasas asociadas a los servicios prestados (cobros en cajeros automáticos, cobros por las transferencias bancarias realizadas…).

Tampoco, que se sepa, han incrementado su personal de trabajo en las oficinas para poder prestar una atención más rápida que evite las aglomeraciones en las entidades bancarias (o en las afueras de sus oficinas, que, al cabo, es lo mismo). Es cierto que en este tiempo las transacciones virtuales se han multiplicado, pero no por eso debería la banca dejar de tomar medidas para enfrentar la coyuntura de la pandemia.

Otro tanto puede decirse de los supermercados. Da lástima ver que en muchos de ellos hay cajas cerradas, cuando en las afueras las personas tienen que hacer largas filas con tiempos dilatados de espera, mientras los compradores que se encuentran dentro son atendidos, a su vez, en largas filas de espera porque, precisamente, están cerradas muchas cajas de pago. Y mientras tanto crece el desempleo en todo el país…

Es el momento de un llamado por parte del Gobierno para que también estos dos sectores se sumen a las campañas de solidaridad. Es el momento de abrir todas las cajas de pago de supermercados y las ventanillas de atención de los bancos (guardadas, claro, la distancia y los protocolos de salud y de seguridad). Es el momento también de abrir tiendas y supermercados, en especial en las grandes ciudades, las 24 horas del día para evitar aglomeraciones. Se podría también incrementar el número de turnos, si se contratan nuevos empleados con medio tiempo…

Es el momento, en suma, de pensar soluciones nuevas –aunque, como se ve, pueden ser sencillas– que coadyuven a mitigar el impacto de la pandemia en las vidas de las personas y en sus trabajos. Pero para ello se necesita mucha más audacia por parte del Gobierno y mucho mayor imaginación por parte de sus burócratas. Y se precisan también una visión de futuro y una idea de nación.

@Los_atalayas, atalaya.espectador@gmail.com

 

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