Todos a votar

José Manuel Restrepo
26 de mayo de 2018 - 09:00 p. m.

Hoy, 27 de mayo, es una fecha central para nuestra democracia. Los ciudadanos acudimos a las urnas a expresarnos respecto de cuál es el destino al que aspiramos como sociedad. Hoy también nos manifestamos sobre el modelo económico en el cual debiese soportarse el futuro de nuestra nación. Hoy tenemos, no sólo el derecho, sino el deber de expresarnos en las urnas para que no sean otros los que definan por nosotros.

En un día así siempre aparece la pregunta sobre si la democracia contribuye a generar crecimiento económico o si, por el contrario, el crecimiento genera más democracia y más libertades políticas. El economista Sala-i-Martin se hacía esta pregunta recientemente y, reforzando a los clásicos de la economía y la política, llegaba a la conclusión de que efectivamente la democracia es buena “per se” y no se puede demostrar su impacto negativo en el crecimiento económico. Y es buena por cuanto tiende a eliminar malos estilos de gobierno (a menos que la democracia se convierta en dictadura, como viene sucediendo con los socialismos del siglo XXI). Es también buena la democracia por cuanto en general procura que el bien común prime sobre el bien particular (a menos que termine desdibujándose en intereses del gobernante de turno o consumida en el cáncer de la corrupción). Y es también buena porque construye libertades en la sociedad que permiten que ésta se exprese con autenticidad y se respeten los derechos de todos.

Estudios como los de Acemoglu y Robinson, los mismos autores de ¿Por qué fracasan las naciones?, llegan a una conclusión complementaria. Usando series de tiempo de varias naciones y estudios comparados, demuestran que hay probada y robusta evidencia de que la construcción democrática tiende a hacer más probable un incremento en el PIB por cuanto aumenta las inversiones, mejora las tasas de acceso a la educación, induce reformas económicas necesarias, mejora la provisión de bienes públicos y reduce las dificultades sociales. Por cualquiera de estas razones, este debe ser un día para que los colombianos participemos masivamente en la justa electoral.

En el momento económico actual del país es aún más importante votar y votar bien, por cuanto la Nación enfrenta por lo menos siete transiciones claves en materia económica, que requieren ser acertadamente manejadas. La transición de un crecimiento desacelerado a la urgencia de crecer por encima del 6 % para generar empleo y sostener los programas sociales. La de un país estancado en lo competitivo a uno que necesita enfrentar dilemas como la innovación o el fortalecimiento institucional. La de un país agobiado por la corrupción. La de una Nación informal en lo empresarial, laboral, tributario, financiero, entre otros, a un país mucho más formalizado. La transición adecuadamente gerenciada de un país que necesita cambiar la página del conflicto a una en donde construyamos posconflicto sostenible, con justicia y desarrollo. La transición de una Nación que, a pesar de bajar la pobreza, sigue siendo profundamente inequitativa y que, de la mano de la educación, necesita construir igualdad de oportunidades para todos. La transición de un país inútilmente polarizado, con deterioro profundo en la credibilidad de la gestión y de sus instituciones, a una Nación en la que haya claridad para todos de hacia dónde vamos, donde tengamos acuerdos comunes entre distintos y donde no sigamos enfrascados en una cuasi patria boba. Y, finalmente, entre muchas otras transiciones, aquella de un país con dificultades en lo fiscal que necesita por fin una reforma estructural en este tema que, sumada a otras reformas, encuentre el camino para financiar de forma progresiva, competitiva y suficiente las necesidades de mediano y largo plazo.

En este escenario, lo que no deberíamos hacer es retroceder a hechos superados en nuestra historia o la de naciones conocidas, que por seguir sendas de lucha de clases, de destrucción de capacidades productivas o de propuestas inviables o populistas, sufren hoy las consecuencias de perder el norte, no sólo de la economía, sino en la construcción social y democrática.

El único camino posible es votar masivamente y hacerlo bien y responsablemente. De ustedes depende.

Jrestrep@gmail.com / @Jrestrp

 

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