El país de las maravillas

Triángulo retórico

Mario Morales
26 de junio de 2019 - 05:00 a. m.

A cada fracaso, un nuevo proyecto. Como si fuera un mantra. A cada crisis, un anuncio. Como si fuera una solución. A cada desastre, un pronunciamiento, como si para eso hubiese sido elegido. O talvez sí.

En ese triángulo de las palabras se mueve y declina el régimen comunicativo del presidente Duque, confiados como están en el espontaneísmo presidencial, ora en Europa, ora en Estados Unidos, mañana desde cualquier lugar del mundo.

Así semejan que gobiernan en este país de leguleyos y gramáticos, como se suele decir. Una proyectitis absurda, con la que los de ruana demuestran, cada vez que quieren, que están por encima de la ley, así declaren todo el tiempo su presunto respeto. Eso sí, con una advertencia más absurda todavía: que el susodicho proyecto tenga la propia rúbrica y, de paso, la propia interpretación, es decir, que quede hecha a la medida de la impunidad de propios y cercanos,como lo demuestra la calidad y cantidad de impedimentos cada vez que se discute.

La estruendosa derrota de las objeciones a la JEP, lo que quedó de la consulta anticorrupción, las reformas política y judicial, las dudas recurrentes sobre la presunta implementación de los acuerdos de paz y la falta de voluntad estatal frente al genocidido actual son algunos ejemplos de la inoperancia del Ejecutivo en rebatiña con el cada vez más desprestigiado órgano Legislativo.

Pero lo que más preocupa es la actitud presidencial y su desentendimiento, aparte de los ya mencionados pronunciamientos, frente a la crítica situación de orden público o la administración de justicia. ¿O las obsesiones abstractas de Duque son asunto de doble agenda o de prioridades para el país de sus sueños?

Esa dislocación contextual se hace evidente por la ausencia de sentido del tiempo. Al cabo de un año sigue hablando en futuro pluscuamperfecto.

No solo en su gabinete el presidente necesita cambios profundos, también en su forma de ejecutar para luego comunicar. Y en ese orden. No al revés, como le hicieron creer en campaña.

Pero que, sobre todo, deje ese estado químicamente puro que le atribuye Uribe, ya es hora que se unte de país.

@marioemorales y www.mariomorales.info

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