En buena hora, el Gobierno Nacional le dio cristiana sepultura al desarrollo de otro puerto sobre el Pacífico, embeleco que iba a atentar contra el medioambiente chocoano, y todo por hacerles competencia a Buenaventura y Tumaco con un tinte regionalista que no medía las nefastas consecuencias para esta zona de nuestra geografía.
El frustrado puerto de Tribugá, en el municipio del mismo nombre, quiso ser una alternativa, sobre todo, al “bello puerto del mar”, con un criterio muy colombiano: en lugar de arreglar lo que no está funcionando bien, hagamos algo nuevo así sea donde no se pueda ni se deba.