Hace un año las marchas por el 8 de marzo se articularon de forma transnacional y miles de mujeres diversas salieron a las calles. En muchos países, las estrategias de protesta feminista estuvieron a la vanguardia de los movimientos sociales. Las calles eran una de las conquistas más importantes del feminismo latinoamericano.
Estábamos a una semana de que explotara la noticia de la pandemia. Un año después nos enfrentamos a grandes retrocesos de derechos, particularmente para las mujeres, y todavía falta bastante para salir de la emergencia global. Como suele pasar con las crisis, los grupos más vulnerables son los más golpeados. Las cifras de feminicidios y desapariciones de mujeres han aumentado en casi todos los países, también los episodios de violencia doméstica y de abuso sexual en las casas, pues mujeres y niñas están encerradas con sus agresores. La triple jornada se hizo cuádruple porque aumentaron las cargas de trabajo y las mujeres tuvieron que apoyar la educación virtual de sus hijos e hijas. Muchas mujeres perdieron sus empleos y muchas niñas dejaron de ir a estudiar. Se restringió masivamente la movilidad y esto hizo que fuera más difícil garantizar el derecho al aborto. Las mujeres que hacían labores de cuidado dentro y fuera del hogar, desde madres hasta enfermeras, fueron la primera línea de contención de la pandemia y por eso se vieron más afectadas. En general, las brechas de desigualdad en la región se hicieron más hondas. Son momentos difíciles para los movimientos feministas en Latinoamérica.
Es un año que nos ha forzado a diseñar nuevas estrategias para articularnos y, a pesar de que haya sido tan difícil salir a las calles, las redes feministas siguen vivas. El último año se pudo avanzar, a nivel regional, en la conversación sobre acoso y abuso sexual y cada vez son más las mujeres que se atreven a contar sus historias. En Argentina se legalizó el aborto, en Colombia se admitió la demanda de Causa Justa y se lograron algunas leyes a favor de las personas trans como la Ley Agnes en el estado de Puebla en México. Tenemos que recordar que estos logros se deben a la resiliencia de los movimientos.
Y a esa capacidad de resiliencia se debe también la marcha del próximo 8 de marzo. En Bogotá, sale el lunes a las 2:00 p.m. desde el Parque Nacional hasta la Plaza de Bolívar, a donde también se puede llegar directamente. A las 6:00 p.m. habrá una velatón por el #LutoNacionalporFeminicidios. La marcha de este año está dedicada a las mujeres que hacen trabajos de cuidado y usará el hashtag #PorLasQueCuidan. En las principales ciudades del país se están organizando jornadas similares. Para quienes prefieran quedarse en casa, se recomienda usar las redes sociales para comenzar y continuar conversaciones que tengan el potencial de avanzar nuestros derechos.
Es cierto que las condiciones no son ideales, pero seguramente esta crisis hará evidentes los privilegios y opresiones que pasaban desapercibidos y esto llevará a muchas latinoamericanas a buscar respuestas y refugio en el feminismo. Este 8 de marzo la lucha por los derechos de las mujeres y niñas sigue, y estamos convencidas de que el futuro será cada vez más feminista.