Un gran Dorado

Juan David Zuloaga D.
10 de enero de 2019 - 05:00 a. m.

Por la situación geográfica privilegiada que tiene Bogotá en el continente, el aeropuerto El Dorado está llamado a ser el más importante de América Latina.

Desde hace años el aeropuerto de Ciudad de Panamá ha venido consolidándose como un centro crucial de tránsito de vuelos que vienen del sur camino del norte del continente o de Europa. Ese papel podría y hasta debería desempeñarlo Colombia, incluyendo el continente asiático y el Medio Oriente en las rutas de destino y de tránsito de los pasajeros. Pero para lograrlo debemos tomar conciencia de la oportunidad inmensa que tenemos, trazarnos el objetivo de hacer un aeropuerto que favorezca esos tránsitos y tener voluntad política y habilidades de gestión para consolidar a la capital de la República como un epicentro de tránsito en el continente y en el mundo.

Se echa de menos que el Gobierno de Juan Manuel Santos, notable en otros aspectos del posicionamiento de Colombia en la escena internacional, no hubiese trabajado en ese sentido y no lo hubiese concebido como parte de su plan de gobierno y como estrategia que hubiese coadyuvado a seguir mejorando la imagen de Colombia en el exterior (a lo que sin duda contribuyó la firma del tratado de paz con las Farc y la inclusión de Colombia en la OCDE). El actual Gobierno tampoco ha mostrado iniciativas en ese sentido con la ambición que la tarea requiere.

El hecho de que el país, por muy diversas razones, haya comenzado a ser mirado como un destino turístico válido (sobra recordar que durante muchos años, y por causas bien conocidas de todos los colombianos, no fue así) hizo un imperativo ampliar El Dorado. No obstante, queda el sinsabor de que el aeropuerto tiene proporciones insuficientes y que, como todas las remodelaciones que se emprenden en Colombia, trátese de vías o de aeropuertos, al mes de inauguradas se quedan pequeñas. La remodelación de El Dorado se terminó hace un par de años y el aeropuerto ya se ve pequeño. Compárese, por poner sólo un caso, con el Adolfo Suárez de Madrid (Barajas) cuya ampliación terminó hace casi 20 años y que en la actualidad mueve más de 50 millones de pasajeros al año.

De manera que para posicionar a Colombia como una de las centrales aeronáuticas más importantes de las Américas debemos comenzar por pensar en grande, por hacer proyecciones a 20 o 30 años, y debemos comenzar también por cuidar los pequeños detalles como, por ejemplo, ofrecerles a los pasajeros conexión gratuita y constante a internet, y no la mezquina media hora de servicio que en la actualidad se les brinda a los viajeros, para que no se note mucho el subdesarrollo, o agilizar las colas de miles de personas en las oficinas de migración, para que no nos delate nuestra pasión por la burocracia y nuestro amor por los sellos sin sentido y las filas sin fin.

@Los_atalayas, atalaya.espectador@gmail.com

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