Un Plan Marshall para Colombia

Luis Felipe Henao
24 de abril de 2020 - 00:00 a. m.

En el año 1945 Europa estaba devastada: más de seis millones de muertos, la mitad de las ciudades de Alemania, Polonia, Bélgica, Italia y Francia estaban totalmente destruidas y el hambre acechaba las calles. Sin embargo, los Estados Unidos tuvieron una gran idea que benefició no solo a Europa, sino a la economía mundial. En vez de dejar que sus antiguos enemigos se murieran de hambre, prefirió convertirlos en aliados comerciales invirtiendo billones de dólares en el European Recovery Program (también llamado Plan Marshall) para reconstruir la infraestructura de esos países dando empleo a cientos de miles de personas.

La premisa de este plan es simple y se basa en las medidas keynesianas aplicadas para superar la Gran Depresión de finales de los años 20: 1. En un país en crisis, no hay que reducir, sino aumentar el gasto del Estado, porque si los particulares están quebrados, es el sector público el que deberá generar una demanda agregada para impulsar el sector privado. 2. No hay que reducir, sino por el contrario crear más empleos; si se despide a los empleados públicos o privados estos a su vez invertirán menos en bienes y servicios y por ello también se quebrarán las empresas. 3. El Estado debe aumentar la inversión social en salud, educación y vivienda, pues al hacerlo no solamente mejora la calidad de vida de las personas afectadas por la crisis, sino que además impulsa estos sectores. El resultado fue que en tan solo 15 años los países más afectados por la guerra eran líderes en la economía, el desarrollo y sobre todo el bienestar y la equidad de sus ciudadanos.

En Colombia, por el contrario, se ha preferido reducir el gasto público y aumentar la participación privada en la salud y la educación, lo que no solo ha generado inequidad, sino que también ha debilitado profundamente estos sectores. Ante la crisis del coronavirus muchos economistas están proponiendo seguir el mismo lamentable camino, sugiriendo eliminar entidades públicas, reducir el tamaño de la justicia, flexibilizar los contratos de trabajo, bajar el gasto público y reducir masivamente los salarios para superar el déficit fiscal. No se dan cuenta de que si se despiden empleados o si se disminuyen sus salarios habrá menos gasto y con ello también se quebrarán las empresas. Al mismo tiempo muchos políticos, en vez de invertir en la salud y el bienestar, quieren aprovecharse de la situación para entregar beneficios a sus copartidarios, porque les conviene que las personas siempre estén en la miseria para que tengan que vivir de sus limosnas.

Señora alcaldesa Claudia López, por favor no siga con los tambores de guerra contra el sector privado, sobre usted recaerá la destrucción masiva de empleos, la desnutrición y aumento de la pobreza.

Mientras que en Latinoamérica seguimos pensando en regalar pescado antes que enseñar a pescar, Angela Merkel ya habló esta semana de aplicar un nuevo Plan Marshall, ahí está la gran diferencia. Dra. López, no acabe a Bogotá y al país con más polarización y confrontaciones inútiles, ¿no cree que es mejor reconstruirlo y luchar contra esos enemigos en común que son la corrupción y la pobreza?

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