Un presidente eterno

Hernando Gómez Buendía
27 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

La pregunta podría terminar en nada, pero también podría ser el inicio del próximo episodio inverosímil en nuestra historia política.

El Gobierno de Colombia le preguntó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) si la reelección de un presidente es uno de esos derechos. Podría ser que Duque esté estudiando Derecho por correspondencia, como también podría ser que la pregunta tenga un trasfondo político. Y en efecto, el canciller dio a entender que la intención es deslegitimar a Evo Morales o a Maduro o a Ortega, los presidentes eternos de la izquierda que son el problema más grande de Colombia.

La Corte podría darle gusto al canciller y declarar que la reelección no es un derecho humano universal, es decir… que no todos los países están en el deber de consagrarla. Pero si esta fuera la respuesta… ¡no pasaría absolutamente nada! Los presidentes de Bolivia, Venezuela y Nicaragua no necesitan que la OEA ni la ONU ni nadie reconozca su derecho a volver a postularse o a ser reelegidos tantas veces cuantas se los permitan las constituciones de sus países respectivos.

¿Y qué tal que la Corte conteste que la reelección sí es uno de los derechos humanos? Iván tendría que enviar un ramo de flores colombianas a Evo, Nicolás, Daniel y hasta Miguel (el presidente de Cuba), pidiéndoles excusas por meterse en lo que no es de su incumbencia.

En cambio, se me ocurre que el país donde Colombia puede entrometerse y donde la reelección presidencial no está permitida es… Colombia. Y, sin hilar muy delgadito, no se me ocurre que Iván esté pensando en lo bueno que sería reelegir a César o a Ernesto o a Andrés o a Juan Manuel, porque ellos cuatro, juntos, no dan ni para un caldo.

Así que se me ocurren otras dos alternativas: que Iván se haya fumado algo y piense que el entusiasmo incontenible que su nombre despierta entre las multitudes convencerá al Congreso de reformar la Constitución y le dará una victoria arrolladora en el 2022…

…O que el presidente eterno le haya dicho al presidente alterno que quiere ser el presidente eterno. Y aquí sí la cosa se volvería movida —y la cuestión jurídica se volvería muy seria—: si la reelección es un derecho humano, ninguna Constitución puede prohibirla. Esta, y nada más que esta, es la puerta que Duque quiere abrir con su ingenua y sorprendente pregunta a la Corte Interamericana.

Y es que la puerta tiene antecedentes. El estadista-mujeriego y premio Nobel de la Paz, don Óscar Arias, logró que la Corte Suprema de Costa Rica —la democracia modelo— declarara que su derecho humano prevalecía sobre la prohibición constitucional y fuera reelegido en 2006. La Corte de Nicaragua dijo lo mismo para el tercer período de Ortega en 2012, e inclusive el gran demócrata Cardoso en el Brasil inauguró así la ola de presidentes autorreelegidos en 1998.

No voy a entrar en el dislate de que el derecho de un individuo a aspirar a un cargo público predomine sobre el interés público de ahorrarse el traumatismo que puede y suele acompañar a una reelección presidencial. Para eso Costa Rica, Nicaragua, Brasil y hasta de pronto Colombia tienen sus juristas.

De pronto el presidente eterno acaba postulándose para un tercer período.

Y esto tendría gran lógica política, porque el hecho central del momento en Colombia es la total, completa y apabullante ausencia de liderazgos nacionales. Con la única excepción que todos conocemos.

* Director de la revista digital Razón Pública.

 

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