Un senador rapero

Don Popo
13 de diciembre de 2017 - 02:00 a. m.

Es cierto. Me inscribí como candidato al Senado de la República de Colombia por Cambio Radical. Como lo describieron la revista Semana y el periódico El Tiempo: ¡el primer senador rapero en Colombia! Corrijo: ¡en el mundo! (Por tal motivo, esta será mi última columna).

Nunca me imaginé cómo sería. Todo un carnaval. De manera voluntaria cayeron a la Registraduría y a Corferias jóvenes, abuelas con niños y niñas, artistas callejeros y famosos, moteros, tuners, trabajadores sociales, emprendedores, familiares y amigos, entre tambores, cantos, oraciones, ritos y santiguaciones.

Mis ojos no podían creer ver a mi gente, los que con rabia escupían el piso detractores de la política, poseídos, envueltos en un halo de euforia, gritando una victoria anticipada. Esperanza es lo que veía en su mirada. Cercanía al poder, no a ese poder de principados, abstracto, sino al poder de poder, para hacer, para lograr, de permitir, para transformar.

Claro, no todo fue amor y paz, también recibí algunas maldiciones por redes sociales, intentos de saboteo como el trino de Petro y la forma como influenciaron a uno de mis muchachos para que diera declaraciones a su favor. ¡Sé que eso también hace parte de la fiesta!

Para muchos es una sorpresa mi candidatura desde Cambio Radical, por mi estética y procedencia humilde me ven en un partido de izquierda. Eso es prejuicio, precondicionar a las personas y prejuzgar sus acciones por lo que nos imaginamos de ellas. El país necesita que nos desprendamos de las preconcepciones; los pobres, dejar de pensar que todos los ricos son iguales, y viceversa. El país que queremos se construye entre los diferentes. Hay que dar el paso hacia las intersecciones. Según Albert Einstein, estúpido es quien quiere lograr un cambio haciendo siempre lo mismo. ¡Y con los mismos!

Quienes me conocen saben que no me dejo amedrantar por el “qué dirán”. Cuando niño se me burlaron por hacer rap, desconociendo lo que estaba sanando en mi interior; me juzgaron por casarme con “la hija del amo”, colonizador, menospreciando el poder del amor; me calumniaron por aliarme con la Usaid, después terminaron trabajando con nosotros…

Pero esto no se trata de mí. Soy representante de una diversidad de jóvenes, organizaciones comunitarias, emprendedores culturales, deportistas y trabajadores informales, de diferente regiones, etnias, estratos e ideologías, con quienes hemos acordado luchar por lo que nos une, que es más importante que lo que nos diferencia; y construir una agenda, no partidista, no ideológica, sí que nos garantice hechos reales para tener una vida digna. ¡Y por eso necesitamos meternos en los espacios de poder!

Cuando sales de las redes sociales, y de Bogotá, te das cuenta de que Cambio Radical es un partido que ha construido país, tiene obras que mostrar, no sólo discursos ortodoxos. Es un partido que respeta mi liderazgo y valora significativamente mi experiencia para complementar su agenda, me han abierto un espacio relevante, empoderado, y creen en mí y en mi gente para renovar la política y el Congreso. Han tenido la capacidad de reconocer, corregir y reinventarse. Una conducta de sabios…

Los tiempos de Dios son perfectos. Todas las energías de la tierra, todas mis decisiones y todas mis acciones me han traído hasta aquí, no hay otro lugar en donde quisiera estar… ¡GRACIAS!

Posdata: Agradezco infinitamente a Aldo Civico, Fidel Cano y El Espectador por este magnífico espacio, la confianza y la credibilidad en mí durante todos estos años; a mis lectores, simpatizantes y críticos, por el intercambio de saberes.

Por favor, sigamos conversando por mis redes sociales. Facebook: Don Popo Ayara, Instagram: @donpopoayara, Twitter: @donpopoAyara

 

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