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Un sueño

Hernán Peláez Restrepo
22 de diciembre de 2009 - 02:35 a. m.

Eso resultó el título de campeón del DIM, un sueño hecho realidad. Cuando surgió la figura de sueños del balón para sanear la imagen del Medellín y ponerlo a marchar de acuerdo con la tradición, El Poderoso logró no solamente títulos, sino que pudo consolidarse como  vendedor de figuras.

Castrillón, Cuadrado, Danilson Córdoba y próximamente Jackson Martínez han permitido a los rojos sanear las finanzas del club, que mantiene deudas como casi todos nuestros equipos, pero de paso encendió la pasión por un equipo que jugó de manera bien distinta a la mayoría de los oncenos.

Bastaría citar el caso de no contar con un sabio y experto número diez, que fue durante muchos años, el tatequieto para nuestro fútbol. porque duramos mucho tiempo buscando el reemplazo del Pibe Valderrama, hasta que primero el América, en su momento, diseñó otro esquema, en el que el balón pasaba en línea vertical hacia los delanteros. Fue aquel momento de Pablo César Arango y Adrián Ramos. El Medellín del título, con Luis Carlos Arias sabe pasar y buscar a Martínez y a ratos, porque carece de continuidad, Mosquera. El DIM es un equipo práctico, cimentada su estructura en el arquero Bobadilla, el zaguero central Vanegas y los volantes Choronta y Juan Ortiz. Ellos garantizan un excelente esquema de contención y es ahí cuando Arias, Pardo y Martínez resuelven las papeletas en cada partido.

La final me gustó porque ambos equipos fueron a buscar el partido. Tanto Berrío como Leonel, que fueron buenos jugadores, aprendieron la lección de buscar el gol, porque es la única razón para vencer. Por eso, el Huila jugó un excelente primer tiempo, buscando por la zona derecha de Vidal entrada al área del DIM y de paso mantenerlo a raya sin dar salida para los delanteros locales. Con un gol de ventaja tuvieron la oportunidad de especular en la complementaria, aunque como siempre ocurre en el fútbol, nadie por más seguro que esté puede soportar durante 45 minutos la avalancha del rival, que encontrará en un error, más que en un acierto, el empate. Huila logró el empate que no alcanzaba y más bien lo interpretó como un acto de justicia, porque supo con entereza pelear el partido, sin complejos.

Medellín, lejos el mejor equipo, contó con los 18 goles de Jackson y con el aporte de Bobadilla. Eso es en general lo que buscan los grandes equipos, un arquero que da garantías, engendre confianza y un goleador siempre atento y despierto. Es cierto que un jugador no hace un equipo, pero cómo ayuda contar con dos valores individuales como los mencionados.

 

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