Un triunfo que Millos necesitaba

Hernán Peláez Restrepo
14 de agosto de 2017 - 02:00 a. m.

Necesitaba el triunfo Millonarios en este momento, cuando las dudas crecían sobre sus reales posibilidades de figuración en este torneo. Resultó la segunda victoria en el torneo, superando apenas por uno a cero a La Equidad.

Es importante recordar que los verdaderos planes de juego van consolidándose en la medida en que aparezcan triunfos. Estos disimulan fallas en funcionamiento ofensivo, pero alejan los fantasmas o el derrotismo que bien puede instalarse en la mente de jugadores y técnicos.

Ya vendrán mejores momentos para jugar. Lo inmediato es localizar puntos, sea que se consigan sobre la hora o con mínima cuota de goles.

Fue precisamente lo que brindó este triunfo de los azules. La zona defensiva no logra disimular su lentitud en general. A veces se consigue despertar en los zagueros una condición difícil. Saber anticipar o tener sentido de ubicación en zonas donde generalmente aparece el balón para beneficio de delanteros rápidos, como se notó en varios pelotazos buscando a Carmelo Valencia de La Equidad.

Un detalle puede dar luces sobre el partido en sí. Sobre el final salieron dos jugadores que acusan cansancio o saturación de fútbol. Casi al tiempo, Miguel Ángel Russo excluyó a Henry Rojas, flojo en su contribución al juego, pues es un lanzador eficaz, sin que esta vez, respondiera a su papel. Y el otro fue Hárold Santiago Mosquera, quien ha venido demostrando buen dominio de balón y provechosa ubicación por la izquierda, donde arranca con sorpresa. Pero a ratos se encapricha en amagar y amagar, negar pases a sus compañeros y dejarlos esperando.

De ahí que Juan Guillermo Domínguez y David Macallister Silva al final tengan más exposición de juego, entren más en contacto con la pelota e inclusive consigan gol, pues Silva inició una jugada para que la pelota llegara a Ayron del Valle, quien frenó a tiempo para descolocar a dos zagueros rivales, hacer breve pausa y poner un pasegol perfecto al centro del área, bien interpretado por Silva, quien eludió al arquero y definió con tranquilidad para poner a festejar el triunfo.

El trabajo de la dupla Domínguez-Silva es justo reconocerlo, así hubiese sido más adecuado confiar con Rojas y Mosquera.

Me gustó el atrevimiento de Christian Huérfano, un novel jugador con un atributo para aplaudir: no mostró miedo para controlar y manejar la pelota.

Claro que el chiste está en jugar el primero de 100 juegos y no quedar en un solo partido. Confío en sus esfuerzos para ofrecer un futuro para él y los hinchas de Millos.

El equipo azul necesitaba esta victoria para “sacudir” sus entrañas y creer que puede consolidar un equipo, cosa que se consigue acumulando triunfos y, sobre todo, puntos.

 

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