Un viaje a nuestro interior

Enrique Aparicio
24 de junio de 2018 - 05:30 a. m.

No soy el encargado de hablar en términos de alabanzas sobre Deepak Chopra. Desde hace muchos años leo sus libros y coincido con sus teorías. Chopra es, ante todo, un gran científico que ha utilizado sus conocimientos para dar ideas prácticas sobre cómo mejorar como persona, muy alejado del ser raro que se encierra en una universidad gringa y da cátedra magistral los miércoles. Él es en esencia un ser humano que ha sentido la necesidad de compartir sus conclusiones con la comunidad en general a través de libros y conferencias.

Aunque los temas centrales que maneja este científico nacido en India siguen razonamientos ordenados, la verdad es que sus conceptos son difíciles de entender si usted no tiene el convencimiento de que nuestra existencia forma parte integral del universo donde todos estamos interrelacionados. Lo positivo de esta visión es que busca desintoxicar nuestro recorrido por la vida, haciéndonos conscientes de que es necesario desprendernos de todo aquello que constituya un hábito que dañe nuestro desarrollo personal.

Mente-Cuerpo: El proceso de caminar dentro de uno mismo, donde se encuentra la realidad de nuestro ser, es arduo y lento. Podemos ser exitosos en varios campos, tener multitud de amistades y conquistar posiciones en nuestro trabajo, pero la mala noticia es que mientras no comprendamos la estrecha relación mente-cuerpo, seguiremos en la ignorancia absoluta.

Al utilizar este concepto descubrimos grandes contradicciones en la medicina tradicional, que ha encontrado una forma racional para responder a los problemas de salud determinando las causas externas y no estudiando la fuente interna causante de la enfermedad.

En la práctica la medicina tradicional utiliza sus instrumentos: cortar, extirpar, quemar (quimioterapia), recetar píldoras y el resto. Es claro que este tipo de circunstancias han sido empujadas por una sociedad que solicita respuestas y acciones inmediatas. Sin embargo, no se conoce el origen real del problema. Son los exámenes de sangre, los escáneres y el resto de infraestructura lo que determina el camino a seguir.

La otra opción que hemos mencionado aquí se dirige a buscar la raíz de la enfermedad en las situaciones emocionales, una práctica de hace muchos siglos. Los éxitos han sido sorprendentes y se concentran en la filosofía de la curación que busca primero las causas emocionales en lugar de tanta píldora.

La meditación. Su práctica ha tomado una fuerza inusitada, tanto así que eminencias médicas y grandes universidades americanas empezaron a incluir la meditación como un elemento básico para el bienestar y el mejoramiento de la salud. Pensar que tiene un contenido místico es un error. Esta práctica busca mejorar nuestra relación mente-cuerpo, por eso un buen meditador no busca posiciones complicadas sino las más confortables a fin de que la mente llegue a un grado de relajación tal que permita su mejor conexión con el cuerpo.

Estos temas que hoy son parte del mundo contemporáneo y que obviamente son más complejos, ya hacen parte de nuestra sanidad física. Sin embargo, pueden parecer como algo de otro universo, intangible y poco real para el duro de los negocios, el que se la sabe todas, sin darse cuenta de que es una forma de continuar inexorablemente en la ignorancia.

En su libro “El ser sanador”, el autor, Deepak Chopra, asegura que: “el amor es la más sana de todas las emociones”. No es necesario aclarar que no se trata del sentimiento de telenovela, sino de aquel que mantiene la vida en términos de confianza, felicidad y compasión.

Al inicio de una conferencia de este científico a la que asistí recientemente, mostró un video titulado “¿De dónde venimos?” que he anexado y que considero que vale la pena ver.

YouTube:

https://youtu.be/3OljXNHBMtA

Que tenga un domingo amable.

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