Es la más sólida democracia del mundo, y sin embargo sus propias salvaguardias la están desbaratando.
La primera de esas salvaguardias es la elección indirecta del presidente de la nación, que se inventó para que el jefe de Estado no sea escogido por “las pasiones momentáneas de la multitud” sino por el “acuerdo razonado” de un “Colegio Electoral” que debe reunirse el próximo 14 de diciembre.