Una gerencia anticorrupción

Luis Carvajal Basto
20 de agosto de 2018 - 05:00 a. m.

Buscar el ajuste fiscal, mediante el aumento de la base impositiva,   será complicado en el congreso y tendrá un alto costo para el gobierno en la opinión, lo  que puede amortiguar generando hechos demostrables  contra la corrupción. El primer paso, reemplazar al zar anticorrupción, figura que no ha funcionado, en un gerente eficiente que, de la mano con los entes de control y una  policía específica, como en Brasil, haga  la tarea. Debe tener  capacidad para intervenir, al interior del gobierno, la contratación.

La reciente asamblea de la ANDI sirvió para aterrizar las propuestas del nuevo gobierno, en un escenario, digamos, armónico en el que sobresalen las perspectivas  para aligerar la carga empresarial  en materia de impuestos que busca mejorar las condiciones de inversión en Colombia. Una condición necesaria, tratar de igualar con el promedio internacional la carga impositiva, pero no suficiente para conseguir  competitividad .Tenemos antecedentes frescos: los  Estados Unidos de Trump redujeron los impuestos de las empresas pero no han conseguido reducir el déficit fiscal .Su economía tampoco es  más competitiva, menos con la guerra comercial que se desató.

Con frecuencia olvidamos  que, históricamente, nuestra industria no ha sido competitiva. La participación en el mercado mundial; la manera como conseguimos divisas que permiten el funcionamiento del país, ha descansado en café; petróleo y otras actividades extractivas. En una proporción más pequeña de lo que se cree, las exportaciones ilegales. Así que una industria competitiva sería, ante todo, una novedad histórica.

Pero es  otro el panorama abierto por  la revolución digital que ha propiciado  condiciones de igualdad, con  prácticamente todos los países arrancando desde cero, en diferentes sectores. Una realidad acogida por propuestas como  la economía circular, en que son fundamentales emprendimiento, innovación, nuevas tecnologías, educación y desarrollo sostenible, más cerca de la economía naranja , propuesta presidencial, fundamentada en la disposición cultural y el desarrollo de bienes y servicios creativos. El retorno al pasado no es una opción, salvo como discurso político en países como Estados Unidos, que “venden” el retorno al aislacionismo para un sector del electorado que añora un “glorioso pasado” industrial  que nosotros no conocimos.

Más preocupados, habitualmente, por la realidad y la gestión del día a día, nuestros empresarios han propuesto unos mínimos como estrategia gubernamental: la “construcción de una estructura competitiva que permita llegar a mercados internacionales, garantía de estabilidad jurídica, la aplicación de una agenda de formalización laboral y empresarial, una gerencia de administración pública para reducir el gasto y la construcción de una agenda de emprendimiento”. Un programa en el que podemos estar de acuerdo todos, incluidos quienes consideran indispensable un cambio del modelo petrolero y extractivo, y quienes creemos en su complementariedad, más que en la pura, y gaseosa, sustitución de exportaciones; otra forma de inserción en la estructura productiva mundial.

Dentro de las propuestas empresariales destaca  la creación de una “gerencia para reducir el gasto” que, en realidad, debe ser una para hacerlo más eficiente. Eficiencia que comienza con la reducción de la corrupción rampante sin la que resulta difícil comprender un ajuste fiscal basado  únicamente en la extensión de la base impositiva. Las herramientas están a la mano: disponemos ahora  de una autopista con 31 millones de conexiones a internet de banda ancha y 62 millones de celulares que hacen posible utilizar  datos públicos involucrando ciudadanía y emprendedores. La estrategia anticorrupción no tiene que ver solo con el aumento de penas etc.; puede ser más sencilla y efectiva  de lo que se cree y estar más relacionada con aplicaciones y gestión pública eficiente  que con nuevas leyes.

Mientras tanto la gente piensa, con razón,  que si no  tenemos resultados concluyentes  contra la corrupción la seguiremos pagando con aumento de impuestos. Mal.

@herejesyluis

Posdata. Votaré la consulta anticorrupción por las mismas razones que respondería  afirmativamente a si prefiero la luz a la oscuridad; la prosperidad a la pobreza; la salud a la enfermedad, etc. Pero no es una panacea  y tampoco puede  convertirse en discurso politiquero. Hace bien el presidente al respaldarla.

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