Una historia de la bondad

Juan Carlos Botero
15 de diciembre de 2017 - 02:00 a. m.

Una vez Will Durant, tras anotar que la Historia casi siempre se escribe sobre la tragedia humana, el desplome de imperios, los efectos de las guerras y los azotes de la naturaleza, mientras que los actos benévolos, aunque frecuentes, pocas veces son noticia y por eso se ignoran, preguntó: “¿Cuándo alguien se atreverá a escribir una historia sobre la bondad humana?”.

En verdad suceden a diario más hechos buenos que malos, pero los buenos no son llamativos y por eso no se registran. La mayoría de los trenes llegan a su destino sin problema, y la mayoría de los aviones despegan y aterrizan sin explotar, y la mayoría de la gente toma el bus o conduce su auto sin sufrir una colisión. Pero sólo nos enteramos del avión que se estrelló, del tren que se descarriló, y del accidente de tránsito en el que murieron varias personas.

Lo bueno, repito, casi nunca es noticia. Y en medio del bombardeo cotidiano de hechos negativos, la gente siente que prevalece la crisis, la guerra, el crimen y el asalto de la naturaleza, cuando lo cierto es lo contrario: lo que abunda es la concordia y el respeto entre las personas, y los avances de la ciencia y la tecnología. Esto no significa que no existan problemas, desde luego. Los hay, y muchos todavía son aberrantes, colosales e inadmisibles, pero como dice el profesor de Harvard Steven Pinker, éste es el momento de mayor paz y bienestar de toda la humanidad. Y sería bueno que los medios enfatizaran más este hecho, resaltando, como noticia, lo bueno por encima de la desgracia. Quizás así la gente tendría una idea más acertada, y más justa, de la realidad cotidiana.

Pocos medios lo intentan, pero hay uno que lo hace cada semana: el Washington Post. Todos los domingos este diario publica una sección llamada El optimista, con el fin de destacar las noticias positivas que la gente desconoce o pasa por alto porque yacen sepultadas bajo la avalancha de noticias negativas.

Sin ir más lejos, esta semana el diario publicó una excelente selección. Por primera vez en EE. UU. una mujer que nació sin útero dio a luz con un útero trasplantado. George Yionoulis, de nueve años, filmó un impactante video para sus compañeros de curso, para explicarles cómo es ser autista, la desafiante condición con la que nació. La firma Spark Therapeutics ha desarrollado una revolucionaria terapia de genes que es la cura para la hemofilia B, la enfermedad hereditaria que impide la coagulación de la sangre. La señora Harriet Fridkin sufre de esclerosis múltiple, y sus amigas la visitan todos los días, sin excepción, desde hace 21 años. Por último, los Titanes del colegio Georgetown se iban a enfrentar a los Bulldogs de Hagerstown en el torneo de hockey, pero su portero se enfermó y no tenían suplente. Uno de los niños aceptó el reto, aunque nunca había usado el traje de portero y menos las gruesas prendas protectoras; sin tiempo para aprender nada, en el primer tiempo anotaron siete goles en su contra. Pero en el intermedio sucedió lo imprevisto: el portero del equipo contrario se acercó al novato, y en los minutos que tenían le enseñó cómo jugar de portero: cómo sostener el palo, cómo atajar, cómo ponerse de pie al caer. Esa lección de grandeza la impartió un chico de nueve años. De modo que sí hay motivos para la esperanza. Lo que pasa es no nos enteramos.

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