Sirirí

Una vía nacional

Mario Fernando Prado
15 de febrero de 2019 - 05:00 a. m.

Muy habilidosamente, un amplio sector de las entidades que tienen a su cargo la ejecución de las carreteras en nuestra geografía —me refiero al Ministerio de Transporte para abajo, incluyendo, claro está, aquellas que utilizan las letras del alfabeto para autodenominarse y desde luego Planeación Nacional— le están sacando el cuerpo a la financiación de las obras que faltan para concluir la doble calzada Buga-Buenaventura.

A esta ampliación, que se juró y requetejuró que iba a estar lista en diciembre del año antepasado, le faltan los cinco centavos para el peso. Son menos de 20 kilómetros por un lado, más un viaducto por el otro (entre Calima y Loboguerrero), el cual se advirtió desde un principio que era necesario para evitar que la montaña se viniera abajo, pero no les creyeron a los ingenieros vallecaucanos conocedores de nuestra topografía y ahí están los resultados: ese tramo se derrumbó y ahora estamos a la espera de una licitación luego de la debacle de los Solarte.

Pero el caso es que quieren que los recursos necesarios (que sobrepasan los $2 billones) los ponga el Valle en su gran mayoría, me imagino que provenientes de las regalías y, muy a la bogotana, se lavan las manos como diciendo “esto no es conmigo” y que los vallunos se las arreglen como puedan. Además se pretende “clavarle” un peaje más para cofinanciar la obra, lo que ha ocasionado la protesta y el rechazo de los usuarios de esta vía que de por sí ya resulta bastante onerosa.

Así ha sucedido históricamente en otras oportunidades en que en esta región se hacen unas obras que no son exclusivamente para el uso nuestro, sino para todo el país. ¿Es que acaso piensan que la susodicha carretera es solo para el transporte de carga de Cartago o de Jamundí? ¡No, señores! Estamos hablando de una carretera nacional que beneficia a Colombia y que sin ella se paralizarían las importaciones y exportaciones en un porcentaje superior al 63%.

Bien están haciendo los gremios, la bancada parlamentaria y la Gobernación del Valle al poner el grito en el cielo y reclamar airadamente que no se cometa semejante atropello, porque, de lo contrario, ni nuestros nietos verán concluida esta carretera.

 

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