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Una pregunta para el fiscal Barbosa

Patricia Lara Salive
04 de septiembre de 2020 - 05:00 a. m.

La vieja y entrañable amistad que existe entre el presidente Iván Duque y el fiscal Francisco Barbosa se describe bien en el interesante libro Iván Duque. De frente y a fondo, de Diana Calderón. Allí, en una larga entrevista, la periodista logra que Duque se muestre como es, un personaje incoloro, lleno de lugares comunes, con nula capacidad de autocrítica, muy religioso (su oficina está llena de imágenes de la Virgen), apasionado desde niño por la política y los discursos, muy cercano a su padre, estudioso y amante del rock: “Escucho rock de todo tipo, aunque me gustan la salsa, los vallenatos, el pop, las rancheras, el tango”, dice. “En fin, soy un melómano empedernido y mis hijos me han enseñado a disfrutar mucho el reguetón”, agrega. (¡Melómano, pero, por lo visto, no se le ocurre oír a Beethoven, ni a Mozart, ni a Bach…).

Sobre la larga amistad entre el presidente y el fiscal general, Diana Calderón nos cuenta que, todos los días, a las 5:20 a.m., Duque recogía a Barbosa, a quien cariñosamente llama Pacho, para ir a la ahora famosa Universidad Sergio Arboleda, seleccionar un buen puesto y, en el camino, escuchar discursos de John F. Kennedy, Jorge Eliécer Gaitán, Alberto Lleras, Luis Carlos Galán y Alberto Santofimio. Pero no todo lo que oían era tan “intelectual”: “A veces le metíamos musiquita”, cuenta el presidente.

El libro revela, además, la idolatría que siente Duque por su jefe. Sobre él dice: “Para mí la definición de Álvaro Uribe es honorabilidad”.

Y sobre el proceso contra Uribe por soborno de testigos y fraude procesal, que cuando se escribió el libro estaba en la Corte Suprema, el presidente afirma: “Como colombiano siempre he creído que la presunción de inocencia parte de la base de poder defenderse en libertad, mucho más cuando se ha demostrado en vida su entrega al país, incluyendo sus dos gobiernos, donde Colombia recuperó su viabilidad institucional gracias a la Seguridad Democrática”. “Una medida de aseguramiento, en mi opinión, debe ser excepcional y para personas cuya criminalidad probada represente una amenaza a la justicia, a la sociedad. Me duele, y por eso invito a la reflexión”.

Respecto a su amistad con Uribe, Duque dice: “Con Álvaro Uribe tengo una gran amistad y lo aprecio mucho (…) Hablo con él en desarrollo de nuestra amistad y también de nuestro trabajo. Lo aprecio y nuestras familias se aprecian. Disfruto las conversaciones con él”.

Leído lo anterior, le pregunto entonces al fiscal Barbosa: dada la amistad tan estrecha que, desde su época de universitario, lo une con el presidente Duque, y dado el empeño demostrado por él en desconocer su deber de acatar las decisiones de la justicia y en dar declaraciones públicas para influenciar el proceso de su ídolo, Álvaro Uribe, en su favor, cuando estaba en la Corte Suprema de Justicia, ahora que el caso pasó a la Fiscalía, ¿cree usted que va a tener la suficiente independencia para parar en la raya al presidente, a quien le debe haberse convertido en el segundo hombre más poderoso del país? ¿Dados esos vínculos podrá usted tomar con independencia y libertad las decisiones más difíciles de su vida, esto es, si la Fiscalía acusa a Uribe o no y si permite que se defienda en libertad o no?

¿No sería mucho más conveniente para el país, para la credibilidad de la justicia y para usted mismo que se deshiciera de esa papa caliente y se declarara impedido?

Piénselo, doctor Barbosa.

www.patricialarasalive.com, @patricialarasa

 

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