Una razón histórica y tres reformistas para votar por Duque

Daniel Mera Villamizar
26 de mayo de 2018 - 04:00 a. m.

Los del No tenían razón y una parte del Sí se les suma para abrir un periodo de cambio. 

El voto de este domingo 27 de mayo de 2018 tiene un sentido de coherencia histórica. 

Colombia asiste al cierre de cinco décadas de una guerra planeada para tomarse el poder. Una mayoría de colombianos con valor civil dijo en el plebiscito de 2016 que no aceptaba premiar al grupo que había hecho la guerra violenta contra la sociedad. 

El 11 de marzo, en las elecciones legislativas, ese grupo esperaba dos millones de votos y los colombianos les dieron 52.000, la mejor forma de reafirmarles que no representaban al pueblo.

Habiendo visto que los del No tenían razón en que el acuerdo menoscababa los valores esenciales de la nación, una nueva mayoría votará por el candidato que lo corregirá con amplia legitimidad democrática. 

Es un asunto de coherencia ante la historia, que además nos ha puesto frente al riesgo de un candidato que nos llevaría a lo que la violencia política no pudo: a un gobierno de izquierda radical. 

Al votar por Duque un colombiano puede sentir que escoge un presidente que sabrá finalizar, con firmeza, un largo capítulo y abrir uno nuevo. Un presidente bisagra entre lo que hemos defendido ante los violentos y el futuro.  

Y el futuro es el cambio. 

La primera razón reformista para votar por Duque es que él no está conforme espiritualmente con el statu quo. Sin duda, tiene valores conservadores en lo moral, como los colombianos en su mayoría, pero no tiene una visión conservadora o retrógrada del país. 

Tiene una visión moderna y liberal de cómo alcanzar el desarrollo, el bienestar y la equidad con principios de política y estrategias que han probado ser efectivas en distintas culturas. 

No es un salto a lo desconocido o a lo que ha fracasado. Es empujarnos a nosotros mismos a ser capaces de tener éxito nacional como Corea del Sur, Malasia, Singapur. Lo que Duque propone es el tipo de equilibro para el cambio que está liderando Macron en Francia.    

La segunda razón reformista para votar por Duque es que cree en la necesidad de acuerdos para impulsar los cambios y sostenerlos en el largo plazo. No tiene una visión voluntarista y despótica para alcanzar las metas. 

Cree en el centro, en la búsqueda de consenso, en el respeto a la diferencia, está comprometido con el diálogo popular y ha anunciado que buscará un gran pacto para hacer cinco grandes reformas: fiscal, salud, justicia, educación y regulatoria. Y probablemente pensional. 

Una coalición, un centro político programático es lo que necesita Colombia para el balance entre estabilidad y cambio. 

La tercera razón reformista para votar por Duque es que ha confiado la dirección programática al exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, que tiene la capacidad intelectual y técnica para liderar el enorme reto de darle sostenibilidad fiscal, coherencia ideológica, coordinación intersectorial y sofisticación de diseño a las reformas. 

La tecnocracia es un activo para el cambio y una buena parte de ella se encuentra hoy simpatizando con otros candidatos. Además del talante y visión del presidente, Carrasquilla les daría tranquilidad para poner sus mentes y energías a encontrar soluciones dentro de las múltiples restricciones.

Son buenas razones para un voto crucial, de escoger el camino correcto como país. 

@DanielMeraV

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