Urgen señales de confianza

Patricia Lara Salive
14 de septiembre de 2018 - 10:00 a. m.

Ahora, cuando se conocen las cartas enviadas por dos de los excombatientes de las Farc que abandonaron las zonas de reincorporación, Fabián Ramírez y Romaña, en las que indican que siguen comprometidos con el Acuerdo de Paz pero que se sienten inseguros, en una especie de limbo jurídico, y piden que se implemente el Acuerdo, cobra más importancia la exhortación que el pasado lunes el procurador general de la Nación, Fernando Carrillo, le hizo al presidente Duque para que impida “que la paz se nos vaya de las manos”.

En su comunicación, Carrillo afirma: “Se hace urgente la acción del Estado para garantizar que quienes han creído en la paz y entregaron las armas se mantengan dentro del proceso de reincorporación”.

Es indudable que Iván Márquez, el Paisa y compañía, al dejar las zonas de reinserción, como dijo la ONU, abandonaron sus responsabilidades con cerca de 1.500 excombatientes que se encontraban allí. Pero, por una parte, nadie ha afirmado que hayan vuelto a delinquir y, por otra, nadie puede negar que a los líderes de la antigua guerrilla la Fiscalía y el nuevo Gobierno les han enviado mensajes confusos sobre su futuro: en primer lugar, estuvo la captura de Jesús Santrich por parte de la Fiscalía, a solicitud de la DEA, que lo pidió en extradición; en segundo término, las embestidas del fiscal contra la JEP; después, los mensajes del presidente Duque, en el sentido de que iba a modificar el Acuerdo; luego, sus declaraciones que les daban tranquilidad a los excombatientes rasos pero desconocían a los jefes; y, finalmente, su falta de interlocución con los ex-Farc, pues no han nombrado voceros en las instancias creadas para monitorear el Acuerdo, como el Consejo Nacional de Reincorporación y la Mesa Técnica de Seguridad. De manera que ¡a nadie debe extrañarle que ahora los jefes se sientan amenazados y se escondan!

Como afirmó Alejandro Éder, quien trabajó en el gobierno de Uribe en la reintegración de excombatientes, en el de Santos como alto consejero para la Reintegración y que fue consultado por el presidente Duque en lo referente a la política de paz, “Duque ha insistido, lo mismo que su comisionado de Paz, en el compromiso del Gobierno con la base de la FARC, pero no hacen mucha referencia a los dirigentes… Tiene que ser generoso con la base y con los antiguos comandantes que quieran estar en la legalidad y la democracia”. Y añadió: “Son más de 60.000 los desmovilizados que hemos tenido en Colombia. Es más, creo que son 74.000, incluyendo los de las Farc. Durante muchos años desmovilizamos comandantes de las Farc que se comprometieron con mantenerse en la legalidad, lo hicieron y son ciudadanos de bien”.

De manera que, en lugar de empujar a los antiguos jefes de las Farc a que, por miedo, regresen a la clandestinidad, el presidente Duque y el comisionado de Paz, ojalá ayudados por el fiscal general, lo que tendrían que hacer es brindarles confianza, darles garantías, cumplir el Acuerdo y, así, acercarlos a la paz.

Utilizando palabras del procurador, le insisto al presidente Duque en que se vuelva el líder de la paz, para que no caigamos “nuevamente en esta espiral de violencia, que puede volverse inatajable e irreversible”.

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Apresúrense a ir a la obra de teatro, Amor en tiempos de la radio (Teatro Nacional), escrita y dirigida por Laura Villegas. Está bien documentada, es divertida y nos recuerda nuestra propia historia… ¡No se la pierdan!

www.patricialarasalive.com, @patricialarasa

 

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