El Caminante

A ustedes, los hacedores de “Yo confieso”

Fernando Araújo Vélez
04 de abril de 2020 - 12:10 a. m.

Todos los días me debato entre el pánico y la ilusión, o entre el temor y el optimismo, porque también estoy marcado por ese virus enorme que nos inoculó el capitalismo y que se llama éxito. Sin embargo, luego de esos estados de ánimo, concluyo que haber llegado hasta acá ya es un triunfo, y hablo de Yo confieso. Y hablo de todos ustedes, a quienes les agradezco infinitamente su actitud, su entrega y su disposición. Hablo de un largo recorrido (más de un año) que de muchas maneras sintetiza lo que pienso de la vida y del trabajo. Y los uno, pues considero que todas esas teorías de tiempo de trabajo, tiempo de ocio, tiempo de familia, tiempo de, y tiempo de, no son más que cadenas y, por lo tanto, límites. No es que crea que uno vive para trabajar. Creo que uno debería enlazar las dos cosas, porque solo así podremos darle sentido al trabajo, que es vida, y a la vida, que es trabajo. Cuando repito hasta la saciedad que debemos encontrar un “para qué”, lo digo absolutamente convencido, aunque suene a idealismo.

Si desea escuchar el Capítulo Uno de Yo Confieso, ingrese acá: Yo confieso: Hágase tu voluntad-Capítulo Uno 

Yo confieso está repleta de “para qués”. Y cada quien que los encuentre por su cuenta. El primero, para mí, es haberla hecha en conjunto, como el buen fútbol, y con amigos. Como decía Orson Welles: “Uno debe trabajar con los amigos”. Es de ese estado de solidaridad de donde surgen las mejores ideas y los mejores esfuerzos: “Yo hago esto por mí, sí, pero también por ti. Yo quiero que los dos dejemos el alma y el músculo en esto, que es de los dos y de todos”. Los dos, somos tres, o cinco, o diez, o veinte en este caso. Todos y cada uno de los que hicimos este proyecto, que no es mejor ni peor que otros porque los clics arrojen sus resultados, ni porque una, dos o cien personas lo digan, ni porque un crítico nos linche. Es nuestro trabajo. El producto de quienes somos y de nuestras relaciones. Ya con eso podemos aplaudirnos. Que luego digan que es la primera audionovela que se hace, o que ningún otro medio ha hecho algo parecido, ni El País, ni The New York Times, ni Clarín, ni El Comercio ni ni ni, eso no importa mucho.

Lo que importa ha sido el proceso. Y el caminar, y el haberla hecho y seguir haciéndola, y el no desfallecer, y la sonrisa del otro, y el pensar, y el dejar una huella, y el sumar. No tengo ni idea de lo que pueda generar este trabajo, pero con que lo hayamos hecho ya me siento pleno, y si algún otro loco se anima a hacer algo influido por esta audionovela, pues mil veces pleno. Tal vez hoy no dimensionemos lo que puede significar todo esto, pero de lo que sí estoy seguro es de que lo recordaremos por muchos años, y de que entonces comprenderemos que esta “obra” nos hizo más fuertes y más humanos.

De nuevo, infinitas gracias por haber hecho de este proyecto una realidad.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

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