Venezuela: cuidado con los pretextos

Luis Carvajal Basto
03 de septiembre de 2018 - 05:00 a. m.

Al reconocer  que  "los modelos productivos que hasta ahora hemos ensayado han fracasado, y la responsabilidad es nuestra”, en un intento por ganar tiempo después  de casi 20 años, el fiasco  del gobierno Maduro  es una prueba más de que las ideologías pueden ser útiles para llegar al gobierno pero no son suficientes para ejercerlo.

Se necesitó  una inflación  pronosticada por el FMI para 2018   de 1.000.000%; el éxodo de al menos dos millones de venezolanos en los últimos tres años; el colapso en la prestación de los servicios públicos; la cifra de homicidios más alta del mundo, en un país sin guerra; una recesión del 40% en el PIB en el mismo periodo, y muchos etcéteras, para reconocer  que el socialismo del siglo 21 funcionó como discurso que llevó al chavismo al poder, pero fracasó rotundamente en el desempeño del gobierno. 

La falta de cifras confiables sobre lo que ocurría en Venezuela  sirvió para que se pusiera en discusión cualquier balance de la gestión gubernamental. En Colombia, por ejemplo, el proceso que ha llevado a nuestros hermanos a lo que hoy se empieza a reconocer, desde todas partes, como una crisis humanitaria, se trató de “ideologizar”. Incluso ahora, cuando  cifras y hechos son concluyentes. Vale decir que al evaluar la acción de los gobiernos, el de Maduro o cualquiera, las disculpas no cuentan.

El periodo de auge de la revolución bolivariana puede atribuirse, más que a la figura de  Chávez o a su sustento ideológico, variable que se mantiene constante, al petróleo  por encima de 100 dólares que llegó hasta 150 en 2008. Ahora, cuando el Brent quiere llegar a  80 y la falta de exploración  en el mundo podría propiciar una nueva bonanza, la producción petrolera de Venezuela cayó casi a la mitad en los últimos dos años lo que le deja mal parado hasta para  disfrutarla.

En  un  país con la tasa de generales más alta del planeta, tiene 2000  mientras Estados Unidos 900, quien dirige la petrolera estatal es, obviamente, un general, al igual que ocurre en muchas otras actividades lo que  ha proporcionado al gobierno un importante sustento basado en la ostentación de la fuerza y el amedrentamiento de la oposición, pero no ha sido suficiente para solucionar problemas estructurales  ni de gestión, una característica  común de los regímenes  autoritarios.

Las ideologías no pueden servir como pretexto para desidia y mala gestión. La administración del Estado no puede fundamentarse en objetivos ideológicos, exclusivamente. Se trata de disponer de la mejor forma los recursos;  su capacidad de  garantizar  libertades, también de empresa; de planificar, conducir, concertar, administrar  y no solo de ofrecer promesas. La crítica que la revolución de Chávez ejerció sobre sus antecesores para llegar al gobierno no  les sirvió para ejercerlo. No se recuerda una Venezuela peor que la actual, cuyo gobierno  invoca, cada vez con más frecuencia, al enemigo externo, representado en Colombia.

Dentro de los errores que ahora Maduro reconoce, esperamos que encuentre espacio para sus cierres de frontera que solo sirvieron para empeorar la situación; el veto a la pequeña industria y a los productos colombianos  que surtieron históricamente ese mercado, un espacio unitario,  en la práctica; una región con una  economía  complementaria y una cultura común que su modelo de gobierno proscribió.

Observando los palos de ciego de Maduro es inevitable recordar  a  Platón, quien se preguntó  hace más de dos milenios  “¿No hay Estados que llevan la injusticia hasta atentar contra la libertad de otros Estados y someter muchos a la esclavitud?”. Más vale seguir atentos: Las declaraciones la semana pasada  del senador norteamericano Marco Rubio, cercano a su gobierno, en el sentido de que ya no es tan descartable, para su país, una intervención militar en Venezuela, coincide con la ya angustiosa situación de un régimen fracasado que no encuentra motivos  para justificar su permanencia en el poder. Cuidado con los pretextos.

@herejesyluis

También le puede interesar: "Ordóñez en la OEA: ¿A defender los DD.HH.?"

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar