Verdades a medias

Iván Mejía Álvarez
08 de septiembre de 2018 - 03:57 a. m.

A Jesurún lo castigan porque fue “políticamente correcto” en sus declaraciones el día que le dio el adiós a José Pékerman. No tenía derecho a ganar el presidente de la Federación.

Dijo que no tenía plan B o C y que la Federación se tomaría con calma el nombramiento del reemplazo del argentino. Motivo suficiente para que le dieran palo, porque no era posible que la Federación no tuviera previsto que Pékerman se iba a ir, o lo iban a ir, como afirmó este columnista hace ya un mes, y entonces no se compadecía que no estuvieran buscando el reemplazo. Le pegaron por inconsistente y por no prever las situaciones. Pero si Jesurún hubiese dicho en la rueda de prensa que sí tenían planes B o C también le hubieran dado, porque cuál era el sentido de seguir hablando con Pékerman y a escondidas suyas buscar técnico. Las “viudas de Pékerman” lo castigarían porque sí o porque no.

La verdad es que ser “políticamente correcto” conlleva estos problemas. Faltó claridad en el mensaje y faltó ser honesto consigo mismo y con la afición. Decir la verdad: que ya tenían previsto que Pékerman no iba a separarse de “su Pascual” y que en esas condiciones la Federación no continuaba con el argentino. Eso estaba acordado desde mayo. Y desde Rusia se reciben hojas de vida en la presidencia de la Federación, porque sabiendo que el argentino se iba era necesario empezar a planificar el futuro, como en efecto lo están haciendo.

El nuevo técnico de la Federación debe tener algunas condiciones en su contrato que no tenía Pékerman. Primero que todo, debe ser un “técnico integral”, que arrope todas las divisiones, que se comunique con todos los seleccionadores nacionales, que mantenga control y vigilancia de los procesos formativos en las categorías menores. El pensamiento es que pagarle US$4 millones a un cuerpo técnico para que trabaje sólo en las fechas de convocatorias y partidos es oneroso. La experiencia, el conocimiento y la credibilidad del técnico deben ser apovechadas al máximo en cursillos por todo el país, en tareas de formación. Del trabajo de Pékerman no quedó un solo técnico y preparador físico colombiano. Sus generosas comitivas de 10 o 12 ayudantes fueron siempre argentinas. Eso no puede volver a suceder.

Y otra circunstancia que el nuevo técnico debe tener: no podrá estar por encima de los patrones. No más “Pascuales” determinando todo, absolutamente todo, incluidos rivales y manejos administrativos. Si se llegó al lamentable espectáculo vivido con Lezcano fue porque el comité ejecutivo fue laxo y no puso las cosas en su sitio en el momento oportuno.

Tómese el tiempo que quiera, Ramón, pero no más declaraciones “políticamente correctas”. Diga la verdad y nos entendemos mejor.

 

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