Publicidad

Vivir bajo el terror

María Emma Wills
21 de diciembre de 2008 - 03:00 a. m.

A VECES QUIENES VIVIMOS EN LAS ciudades, en medio de relativas condiciones de seguridad, no alcanzamos a imaginar cómo transcurre la vida diaria en un territorio bajo el dominio de alguno de los actores armados. Me permito transcribir la narración de una persona que conoce en carne propia lo que implica el establecimiento de un poder armado en una comunidad rural.

“Unos días después, estos señores pertenecientes a las Auc hicieron una segunda incursión sacando de sus viviendas a don Pablo y a su sobrina, María, promotora de salud del municipio. María lloraba, suplicaba a estas personas que no la mataran porque tenía una niña que estaba amamantando. Cuentan las personas vecinas que la encontraron completamente desnuda y con signos de haber sido torturada… Avanzaron luego a la finca de la señora Beatriz. Les advirtieron a ella y a sus trabajadores que se largaran de ahí gritándoles palabras soeces. Asustada, Beatriz se fue por tres meses, pero decidió regresar. Al poco tiempo la señora Beatriz bajaba de la finca con sus mulas cargadas. En el camino la tomaron prisionera e hicieron que se devolviera.

Los hombres que la retuvieron la amarraron y la pasaron por el frente de nosotros. Todos al verla en esas condiciones, con lágrimas en los ojos y con una mirada como pidiendo auxilio, nos preocupamos y decidimos interceder por ella para que no le hicieran daño. Me le acerqué a uno de ellos y le dije: ‘Nos interesa la situación de la señora Beatriz. Ella es buena persona y nunca le hemos conocido nada malo’. Inmediatamente, el hombre con el que hablaba le sacó el seguro a su fusil, me apuntó y me preguntó si había entre nosotros un familiar de ella. Yo le respondí que no. Insistí: ‘Solamente queremos que no le vaya a pasar nada’. Él respondió: ‘No metan la mano a la candela por nadie. Si a ella la llevan amarrada por algo será. Al que no le guste, que la acompañe’.

Como a las tres de la tarde la encontraron con el rostro moreteado y con una puñalada en el corazón. Se encontraba con las partes genitales descubiertas. A su lado tenía una perra que era su compañera y que no dejaba que nadie se le acercara. Sólo cuando llegó el marido la pudieron levantar y subir en una mula hasta llevarla a la carretera principal.

Seis meses después fue asesinado por la guerrilla del Eln el señor Ricardo, un anciano de 74 años, trabajador, honesto, serio y querido por el pueblo. No nos explicamos por qué este grupo lo acusó de ser colaborador de las Auc.

Dos meses después, luego de más asesinatos, la situación de este corregimiento se hizo crítica. Las Auc nos convocaron a una reunión. En la reunión el comandante dijo: ‘Nosotros sabemos que esta región viene siendo extorsionada por la guerrilla. Vamos a quitarles esa plaga de encima. Para hacer esto necesitamos que ustedes nos colaboren con su información y con su apoyo. Cuidado con ir a denunciar con el Estado. Si se les ocurre ir con el Ejército, más demoran ustedes en llevar la información que nosotros en conocerla. Tampoco gustamos de ladrones, ni de viciosos, ni de violadores. Nosotros ya tomamos el control en esta zona desde hoy. El pasaje aumenta mil pesos por pasajero porque los transportadores tienen que hacernos un aporte que les vamos a cobrar por servicio de seguridad’.

Nos avergüenza reconocer que muchos de nosotros veíamos en estas personas de las Auc una alternativa para librarnos de la guerrilla, que también nos extorsionaba e igualmente nos sometía a su voluntad, con la diferencia de que ellos sólo incursionaban esporádicamente. Quiero que sepa que para nosotros resultó más grave la cura que la medicina”.

Luego de leer este recuento, me pregunto: ¿Habrá algo que celebrar en el país estas navidades?

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar