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Vuelve y juega

Marcela Lleras
16 de febrero de 2010 - 02:05 a. m.

LA REVISTA CAMBIO IBA POR BUEN camino, guiada por su director Rodrigo Pardo y su editora María Elvira Samper, dos expertos periodistas, rectos e independientes. Como el país está tan corrupto, más que nunca, es campo arado para el periodismo investigativo y así lo estaban haciendo estos periodistas con su equipo.

A Cambio la compró, hace un tiempo, la Casa Editorial El Tiempo (CEET), que ahora conforman el Grupo Planeta y algunos descendientes del doctor Eduardo Santos, entre ellos el ex ministro de Defensa del gobierno actual, y posible candidato presidencial, Juan Manuel Santos.

Me quiero centrar en el presente, por eso omito hablar de la vieja e importante trayectoria de El Tiempo y de sus gentes probas y de la de Cambio.

A los accionistas actuales de la CEET lo que les importa es hacer plata. Pero en este caso concreto, por afinidad de ideas, han formado un ménage à trois con el gobierno de Álvaro Uribe, y columnistas aduladores del régimen. Con actitud condescendiente, permiten que haya otros columnistas que no tragan entero, sólo para poder decir que respetan la independencia de opinión. Claro que eso se les desdibujó hace unos meses cuando echaron, de la misma manera vil con que sacaron a María Elvira y a Rodrigo, a Claudia López, una investigadora que se les volvió incómoda porque en sus columnas del periódico demostraba que existe un contubernio entre el Gobierno y los paramilitares. Cuando dijo que El Tiempo estaba sesgado a favor de Juan Manuel Santos, la echaron.

A María Elvira y Rodrigo de cierta manera les pasó lo mismo. Al querer mostrarle la verdad al país, sus investigaciones los llevaron al patio de la Casa de Nariño: revelaron la cercanía a la mafia del hermano de Fabio Valencia Cossio; el acuerdo solapado del Gobierno con los EE.UU. para entregarle el uso de bases colombianas; el caso de corrupción vergonzosa de Agro Ingreso Seguro propiciado por Andrés Felipe Arias, ex ministro de Agricultura, y todas las otras cosas que suceden cada minuto por culpa de la corrupción que se deriva de un gobierno autócrata, mentiroso y ahora errático.

De un día para otro, sacaron a patadas a María Elvira y a Rodrigo de Cambio. Las directivas adujeron asuntos económicos. Raro, porque a la revista no le estaba yendo mal.

Todos estos episodios son verdaderamente lamentables para la libertad de prensa, para la libertad de ideas, para el disentimiento racional, porque asustan, amedrentan y coaccionan a los periodistas.

Ahora sólo queda Semana, pero por desgracia sin competencia sana, porque Cambio se va a convertir en una revista light.

Uno mi voz de solidaridad con María Elvira y Rodrigo a todas las demás, que han sido muchas y conmocionadas, y también con todos los periodistas acallados por sus patronos por decir verdades inconvenientes para el Gobierno. Y ciertamente, donde estén María Elvira y Rodrigo se sabrá que siempre actuarán con la misma rectitud, franqueza y en defensa de la verdad y la libertad como lo han hecho hasta ahora.

 

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