Warhol: ¿arte o farsa?

Manuel Drezner
30 de junio de 2009 - 12:47 a. m.

En otros tiempos se suponía que un artista creaba para expresarse a sí mismo y para transmitir a otros sus emociones, por medio de obras estéticamente placenteras. Pero esos eran otros tiempos.

Desde principios del siglo XX, en especial cuando Duchamp proclamó a los cuatro vientos que arte es lo que un artista dice que es arte y para mostrar que eso era así exhibió orinales y ruedas de bicicleta, ya la expresión es lo de menos, el público no le importa a nadie y el centro de todo, según esas teorías, es lo que al autoproclamado artista le interese mostrar. Muchas veces los resultados son importantes, como cuando Picasso y los cubistas rompieron con el pasado o Stravinsky se atrevió a usar disonancias sin resolver en sus obras o Joyce creó literatura en que el pensamiento rodaba libremente, pero en otros uno se pregunta si lo que el artista ha buscado es realmente hacer algo expresivo y emocionante o simplemente buscar a toda costa publicidad con el propósito, no siempre oculto, de comercializar lo que hace.

Todo este preámbulo a propósito de la exposición en el Museo de Arte del Banco de la República de algunas obras de Andy Warhol, donde muchas de esas tendencias publicitarias son llevadas al extremo. Claro que en el caso de Warhol su afán comercial se unía a una imaginación creativa increíble, pero uno se pregunta si el pintar latas de sopa envasada o hacer múltiples copias de un retrato de Marilyn Monroe realmente es algo con lo que uno quisiera vivir todos los días (Una caricatura en The New Yorker mostraba a una pareja de millonarios ante el retrato de una gigantesca lata de sopa mientras la señora comentaba: “¿Sabes, querido, que me gustaba más el Velásquez?”). Warhol, desde luego, trataba de mostrar que había arte en lo que uno ve todos los días, aun en los objetos más ordinarios y por eso esas películas interminables con la cámara tomando por horas el mismo paisaje o a una persona mientras duerme, pero agregaba cínicamente que un artista debía aprovechar las ventajas de la vida industrial y poder hacer dinero aplicando al arte los recursos de la técnica, o sea que en el fondo estaba diciendo que todas esas teorías altisonantes en último lo que buscaban era el provecho económico del artista.

Es entonces una pregunta lógica la que uno puede hacerse sobre los alcances artísticos de las obras de Warhol. Claro que siendo él artista cuyo producto se cotiza en los millones, habrá muchos que salten a defender la integridad de ese arte, pero la duda persiste. En últimas Duchamp con su inodoro que quebraba las reglas tenía un sentido del humor que definitivamente no está en Warhol, un artista que se tomó a sí mismo muy en serio.

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