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¿Y cuándo atacamos?

Iván Mejía Álvarez
20 de marzo de 2011 - 06:00 a. m.

El técnico de la selección de mayores expresó en la rueda de prensa donde dio a conocer los convocados para los amistosos contra Ecuador y Chile, que la selección no tenía recuperadores de balón en el medio y afirmó que Guarín y Aguilar son, para él, dos mixtos, dos ochos que no le cumplían el trabajo sucio.

Gómez sigue dando en cada declaración, en cada oportunidad, muestras de una gran preocupación por lo táctico, por lo defensivo, pero nunca se le oye hablar de ataque, de goles, de fútbol ofensivo. Lamentablemente, el discurso del técnico parece enfocado a mostrar una sola faceta del fútbol, una sola idea, defenderse, que no le hagan goles y hasta ahora son mínimas las oportunidades en que ha hablado de ataque, de variantes de gol, de estrategia.


Según Gómez, el único recuperador es Sánchez, el joven del fútbol francés al que sólo conoció en el último partido contra España. Y sí, puede tener razón, Guarín es un volante mixto en el Oporto con la media bobadita de cinco goles en los últimos partidos gracias a su magnífica técnica y a su remate de media distancia. Y Aguilar también es un mixto. Pero, ¿acaso el fútbol moderno, los buenos equipos, tienen en sus filas “picapiedreros” dedicados tan sólo a quitar la bola, a recuperarla, dejando a un lado los que saben con la pelota en los pies? No parece ser así, ponga atención a este seguimiento.


El Barça tiene a Mascherano y a Busquets para quitar la pelota y cumplir funciones defensivas, como incrustarse entre los centrales, hacer relevos a los laterales, saltar el pase de la primera línea adversaria. Lo mismo el Madrid de Mourinho, donde Xabi Alonso, Khedira, Lass Diarra quitan la pelota pero purifican la salida, entregan limpia la bola, colaboran en la partida al ataque desde el fondo. En el Inter, Cambiasso y Stankovic quitan y avanzan, en el Chelsea lo hacen Lampard, Essien y Ramírez, tres a falta de uno; en el United Carrick y Fletcher cumplen la tarea defensiva, pero también saben salir y llegar. Y en el Bayer Schwestinguer y el brasileño Gustavo hacen la tarea.


Ese volante tapón neto, ese “cargador del piano”, como dirían en Brasil, ha sido reemplazado por jugadores finos, de buen pie, sueltos ofensivamente, con ida y regreso. Alguien diría que el mediocampo ideal tiene “cuatro ochos” de ida y vuelta. Para Gómez no parece ser así, cuestiones de gustos y estilos.


Sería mucho más interesante si Gómez en la próxima charla indica cómo va a intentar resolver los gravísimos problemas de creación y definición. Unas palabritas sobre la segunda etapa del fútbol, el ataque y cómo cambiar el chip defensa-ataque harían mucha más coherencia que la machacona idea defensiva. A punta de 0-0 y sin goles no se llega a Brasil.

 

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