¿Y el mundo a la deriva?

La incertidumbre, hoy gobernando la economía y los mercados, es consecuencia de la fragilidad en el liderazgo mundial que ante la situación de emergencia, no logró ponerse de acuerdo en unos mínimos al afrontar un problema crucial para la vida en el planeta. ¿Llegó la hora de actualizar las instituciones construidas en la posguerra?

Además del virus, el problema en el fondo es la incertidumbre. El mundo, temeroso, pareciera no encontrar destino seguro. Los inversionistas, cautelosos, se refugian en el oro y en el dólar esperando un poco de luz mientras se reactivan el consumo y la demanda. En un momento en que, por fuerza de los hechos, debemos convivir con el virus hasta la vacuna, el retorno a la vida productiva depende de una confianza que deben ofrecer y proyectar, en principio, los organismos de gobierno, comenzando por los de carácter multilateral.

El escenario es complicado. Cuando pensábamos que la agenda mundial en 2020 estaría signada por las elecciones en Estados Unidos, llegó el coronavirus que, por el contrario, puede definir ahora el resultado de unas elecciones en las que el virus se ha convertido en un importante referente de campaña. Hacen parte de ella, también, el devenir de la guerra comercial con China y las sospechas sobre una conducta poco solidaria y ética del gobierno chino al informar lo ocurrido. ¿Están fundadas en suposiciones o en el interés de la campaña Trump? En cualquier caso, se trata de un hecho político que terminará de alterar la coyuntura internacional generando más incertidumbre. Cuando menos hasta noviembre, tendremos temores de una guerra comercial transformada en una de coronavirus.

Pocos recuerdan ahora que, para evitar la escalada de un conflicto desde entonces en perspectiva, el gobierno norteamericano de la época, liderado por el secretario Henry Kissinger, promovió la integración de China en el mercado mundial, prefiriendo generar competencia para sectores de su propia industria y aprovechar las inmensas posibilidades de la ampliación de mercados, que dejar a China “en manos”, o aliada, de la Unión Soviética. Una propuesta similar al “Plan Marshall”, que potenció las posibilidades de los países devastados por la guerra y permitió configurar las instituciones y el orden mundial en la post guerra, con el liderazgo de los Estados Unidos.

La Guerra Fría dio paso al multilateralismo y a la era de mayor crecimiento de la economía y el comercio mundial, y también dio paso a la mayor reducción de la pobreza que se recuerde. La presencia de China, Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos, abrieron paso a un nuevo escenario en que los dos últimos lideraron una plena libertad de comercio, derechos ciudadanos e instituciones democráticas, hasta que el gobierno Trump y Reino Unido anunciaron su retorno al proteccionismo.

El retiro del gobierno norteamericano del Acuerdo de París no fue un buen augurio, ni sus constantes controversias con la Unión Europea, pero un claro punto aparte ha sido su postura frente al papel de la OMS en el manejo de la crisis actual, dejando en el aire la pregunta acerca de la vigencia de las instituciones multilaterales que se construyeron en los cuarentas y cincuentas. ¿Si no logramos acuerdos sobre un tema tan crucial, qué podremos esperar?

Una situación parecida se había observado ante la crisis de 2008 cuando, en su origen, cada quien adoptó una postura de “sálvese quien pueda”, para, al final, coincidir en que la intervención del Estado, la expansión del gasto y la inversión públicas lideradas por el gobierno Obama, nos podría conducir a la puerta de salida. En la era de la globalización cada quien buscaba, por su cuenta, las respuestas para un problema global, como ahora.

Las instituciones creadas en la post guerra con el objetivo de reglar y armonizar políticas y estrategias, FMI, Banco Mundial, la misma ONU, Unesco, la OMC (Antes GATT), parecen hoy más invitados que protagonistas, como debiera ocurrir. Su liderazgo efectivo se echa de menos en la que ya es la más grave crisis desde la última guerra mundial.

@herejesyluis