¿Y la táctica?

Iván Mejía Álvarez
08 de octubre de 2017 - 07:33 p. m.

El papelón del jueves anterior en Barranquilla reiteró uno de los gravísimos problemas de la selección tras siete años de mandato de José Pékerman: este equipo, estos jugadores, lamentablemente carecen de una cultura táctica producto de la reiteración de unidades de trabajo y de la búsqueda de soluciones operativas para diferentes problemas en la cancha.

Tratar de negar la responsabilidad del técnico argentino en el fiasco ante Paraguay resulta absurdo y es intentar engañar a la gente. Todos lo vieron, todos lo juzgan, cualquiera medianamente conocedor del juego llamado fútbol sabe que el adiestrador argentino tuvo uno de esos días en que no le pega a una sola tecla y que todas las determinaciones terminan siendo surrealistas y solo motivan ese “no te lo puedo creer” producto de error tras error, pifia tras pifia.

Los gravísimos fallos individuales son un determinante del resultado final, como es el caso de David Ospina, uno que nunca se había equivocado y al que todo le salió mal ese día. Pero también están los errores de concepto táctico, de interpretación y lectura del juego. Y esos son los más preocupantes, porque indican que el trabajo fue escaso y malo, que las ideas nunca estuvieron bien sustentadas, que no había una base solida y salidas para situaciones como esa emergencia.

En el segundo gol paraguayo quedan absolutamente retratadas las lagunas de posicionamiento. Fabra lanzado al ataque ganando la raya del fondo al mismo tiempo que Arias desbordado acompañando por la derecha. Los dos marcadores de punta subieron al tiempo y dejaron dos autopistas por los carriles. Error manifiesto. Fabra tira un centro a las manos de Silva, cuando el manual indica que esa pelota tenía que ser atrás para los tres que acompañaban. Cuando el arquero captura la pelota, Fabra se olvida de su misión defensiva y se queda en el piso maldiciendo y dando golpes. Ridículo. No hay nadie que vaya al costado, equipo alargado y regalado, que termina soportando el gol de Sanabria por su incongruencia. No hay cultura táctica. Pékerman no logró en siete años armar un colectivo que supiera interpretar las necesidades del juego, que supiera leer el partido. Un equipo de barrio, jugando por la gaseosa y la mogolla.

 

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