Como acaeció tras grandes terremotos, incendios o bombardeos que destruyeron ciudades enteras, estas fueron reconstruidas, rediseñadas y en la medida de lo posible blindadas contra lo que causó su destrucción. De la misma manera el mundo deberá ser restaurado cuando pase la pandemia del coronavirus que sin causar destrucción física, deja desbarajustados por decir lo menos, los modelos social, económico, político, laboral, urbano, geopolítico e internacional.
Las fronteras nacionales se erigen en muros, caen los experimentos integracionistas como la Unión Europea y cada Estado vela por sí mismo sin mayor interés por lo que ocurre con su vecino. Italia y España se hunden en la Pandemia mientras que el resto de Europa mira para sus propios adentros. Situación similar ocurre en Norteamérica mientras que América Latina que nunca fue un bloque unido menos lo será ahora. La gobernanza global, los objetivos del milenio y el cambio climático lucharán por su lugar en la agenda posvirus sin certeza que prevalecerán.
La economía globalizada es ya víctima del microbio. Rotas las cadenas de suministro que hacían uso de las ventajas competitivas de cada Estado, ya sea mano de obra barata o calificada, recursos naturales, infraestructura o legislación para fabricar productos al menor costo y lo mas pronto posible, surgirá otro modelo de producción fronteras adentro con sus pros y contras. Sin embargo, mientras que occidente se fractura y encierra en sus nacionalismos, China, el gran beneficiario de la globalización, aprovechará para incrementar su influencia en los espacios que occidente abandona.
El mercado laboral y el empleo están sufriendo lo indecible y las ordenanzas gubernamentales que buscan evitar el despido masivo de empleados no lo podrán evitar por simple matemáticas; No habrá con qué pagar pues la demanda de productos y servicios previa al virus no volverá.
Los gobiernos adquieren un protagonismo inusitado pues de ellos depende como se supere la crisis del coronavirus. Las calles se silenciaron Independiente de si son dictaduras o democracias lo que en últimas los juzgará será su aptitud o ineptitud. Irán e Italia están comparten del deshonroso lado de la ineptitud mientras que Singapur y Corea del Sur el lado de los que han podido. Los primeros dictaduras, los segundos democracias.
Los espacios comunes en las ciudades ya no serán lo que han sido. La aglomeración de gente en conciertos, parques, ferias, transporte público, oficinas, mercados, playas, serán evitados por años tras el paso de la corona y su secuela aislacionista. Los aviones, pioneros de la globalización, tendrán que repensarse, quizás convirtiendo la totalidad de sus cabinas en clase ejecutiva.
Inciertas las trasformaciones que experimentará la sociedad en general. ¿Cambiarán las prioridades una vez la tormenta desaparezca?, ¿mantendrá la profesión médica el respeto que esta ganando?, ¿la farándula, deportistas y presentadores seguirán devengando millones?, ¿habrá menos o más desigualdad?, ¿el mundo que emerge será más amable o más hostil?. Se irá la corona y lo sabremos mucho después.