Y vino el papa….

Felipe Zuleta Lleras
10 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.

No hay duda que la visita del papa Francisco distrajo la atención de los colombianos sobre los graves problemas que nos aquejan. Sin duda un respiro necesario en medio de tantos odios, corrupción y peleadera.

Por supuesto no faltaron las pichurrias que criticaron muchas de las cosas que sucedieron en torno a su santidad. Estos mezquinos se metieron hasta con el vestido de la primera dama el día que recibió a Francisco en el aeropuerto.

Resulta fatigante que haya tantos colombianos que solamente se alimentan de sus odios y repugnantes pasiones.

Si a uno, siendo católico o no, no lo conmueve la visita del papa, no lo sosiega absolutamente nada.

El mensaje de reconciliación de su santidad sin lugar a dudas reconforta. Pero el país está tan envenenado que ni siquiera Francisco logró hacer el milagro.

Y se fue el papa y seguimos en la misma camorra. Todos contra todos. Lo digo por los políticos y por aquellos que usan las redes para destilar lo que albergan en sus pútridas almas.

Que hartera ese país, que contrasta con el de millones de colombianos trabajadores, honestos, creyentes, decentes y amables.

Que hartera esa clase política corrupta que nos ha gobernado durante años y que seguramente seguirá haciéndolo.

Que hartera que esa minoría sea la que marque la agenda de los colombianos a nuestro diario devenir.

En buena hora pudimos recibir al papa sin hechos que lamentar pues el mundo católico tenía sus ojos puestos en Colombia. La organización impecable, lo que deja en claro que, cuando queremos, hacemos las cosas bien.

En buena hora la visita del papa, pues nos distrajo por unos días de los temas que nos ocupan.

Ya mañana volvemos a nuestra dura realidad, liderada hoy por la corrupción.

Y por andar con el papa dejamos pasar por alto dos asuntos trascendentales que pasaron esta semana: El acuerdo con el Eln y el cese de hostilidades, lo que nunca se había logrado en 50 años con ese grupo; y la decisión del Clan del Golfo de someterse a la justicia.

Estos dos hechos son realmente importantes pues esto, sumado al hecho de que las Farc ya son partido político, realmente nos permitiría a los colombianos vivir en paz.

Esto, y que no se equivoquen los personajes que detestan al presidente, se lo debemos a Juan Manuel Santos. Como le debemos que se nos hayan abierto las puertas en cientos de países que ya no nos piden visa, como le deben los muchachos de ser pilo paga su educación, como le debemos que no haya ni un muerto más como consecuencia de la guerra. Pero claro, los odios no dejan ver esas cosas.

Por lo pronto el papa deja unas enseñanzas que servirán para muchos colombianos. Y como dicen los avisos: no aplica para los sórdidos de alma y corazón que se seguirán revolcando en sus propias heces.

Debemos también agradecer a cada una de las personas que tuvieron que ver con la organización de la venida del papa.

Cuando Colombia quiere puede.

Notícula. Alcalde Peñalosa, piense en dejar el pico y placa como estuvo esta semana.

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