Ya está aquí...

Armando Montenegro
08 de marzo de 2020 - 05:00 a. m.

Era sorprendente que el coronavirus todavía no hubiera llegado a Colombia. Ya está por aquí y es necesario estar preparados.

El Gobierno ha diseñado un plan de prevención y contención que se debería complementar con instrucciones por las redes, radio y televisión, para educar y orientar a la ciudadanía en asuntos como, por ejemplo, qué hacer cuando las personas presenten síntomas, dónde y cómo se pueden hacer los diagnósticos. Aunque el Ministerio de Salud anunció que se iba a montar una aplicación dedicada al coronavirus, por ahora no se encuentra información suficiente sobre esta materia en las páginas de la web del alto Gobierno. Algunos expertos sugieren también que se habiliten líneas telefónicas dedicadas al tema, como ocurre en otros países.

En cuanto a la planeación y logística, con seguridad las autoridades han estimado las demandas de personal, equipos, capacidad hospitalaria y suministros que podrían ser necesarias en emergencias de distinta magnitud. Uno de los cuellos de botella de otros países ha sido precisamente la escasez de kits de laboratorio para atender a grandes grupos de personas que requieren el diagnóstico. Para sortear este problema, en Colombia seguramente se tendrán que habilitar numerosas instituciones públicas y privadas en todo el país.

En el plano personal, los expertos siguen recomendando, desde ya, el frecuente lavado de las manos y el uso de geles desinfectantes. Y, como en otras latitudes, evitar dar la mano y omitir los besos de saludo y despedida. Y, si es posible, mientras dura el riesgo, evitar también las reuniones presenciales y los viajes cuando se puedan utilizar el correo, el teléfono y Whatsapp.

También, en forma preventiva, es necesario que en los sitios de trabajo, escuelas, universidades y oficinas públicas se adopten protocolos compartidos con empleados y estudiantes. Además de las normas de aseo personal, allí se debe establecer la obligación de limpiar los pomos de las puertas, sobre todo las de los baños y salones, y la desinfección de los teclados, teléfonos y otros aparatos de uso común. Los protocolos también deberían prever, en forma precisa, las acciones que se deben tomar cuando las personas presenten síntomas y deban ser diagnosticadas y recibir atención médica.

Dentro de las casas y apartamentos, además del uso frecuente del lavamanos, deben limpiarse con frecuencia las chapas de las neveras, los controles remotos, las pantallas de las tabletas compartidas y demás sitios donde se posan las manos. Las familias deben recibir instrucciones sobre lo que deben hacer y a quién acudir cuando alguno de sus miembros presente los síntomas.

Si el problema llega a crecer, las autoridades tendrán que tomar medidas semejantes a las adoptadas en otros países, entre ellas cerrar temporalmente escuelas y universidades, como en Italia, Grecia y Japón; prohibir reuniones de cierto tamaño —algo que afectaría especialmente el fútbol—, así como conciertos, convenciones empresariales y ferias, lo cual ya se está haciendo en varios países infectados. Ojalá no lleguemos allá.

El desafío de las autoridades consiste en promover la prevención, la contención y el cuidado, dar información veraz y oportuna, y mantener la calma, el trabajo y el orden.

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