Yo te pago cuando le paguen, si es que le pagan, al que me debe a mí

Felipe Jánica
06 de abril de 2020 - 04:00 a. m.

A propósito de la penosa realidad que estamos atravesando con ocasión del COVID-19, algunos comportamientos han venido aflorando y agravando la golpeada situación económica de las familias colombianas. La limitación del derecho a la libre locomoción, por supuesto argumentando lo esencial de preservar la vida, ha desencadenado eventos que nadie se habría imaginado. La ausencia de consumo masivo y la imposibilidad de gastar en el mercado tradicional han restringido el comercio y con ello se han afectado las clases menos favorecidas. Todo esto ha conllevado a una cultura incipiente de no pago de las deudas, atentando, por supuesto, contra todos los sectores de la economía.

Es cierto que las empresas, de cualquier tamaño, están afrontando desafíos inusitados. El flujo de caja y la presión por honrar sus obligaciones han traído como consecuencia el pensar en reducciones de costos y gastos. Entre los principales componentes de costos y gastos, se ubica en primer lugar a los empleados y de ahí en adelante, proveedores y acreedores. Ha habido mucha presión en estos momentos para las empresas. Por un lado, las presiones del Gobierno para no permitir los despidos masivos. Por otro lado, la sensación de las empresas por querer preservar los empleos, pero a su vez sin tener claro de dónde obtendrán los recursos para honrar sus obligaciones, entre ellas las laborales. Es un momento coyuntural en el que el Gobierno debe comprender, de manera integral, que las presiones a las empresas es lo que menos contribuye a las soluciones. Ponerse en los zapatos de los empleadores es también el llamado de atención a todos. Las acciones introducidas en el Decreto 444 generan mecanismos de financiación para las empresas, pero agilizar y facilitar estos procedimientos limitando la burocratización del proceso es la tarea del Gobierno y de las entidades encargadas de esta administración de recursos.

Todos ponemos en estos momentos. Los empleados también debemos ser conscientes de que las empresas, al no vender, no tienen cómo cubrir sus obligaciones. Así las cosas, es momento de buscar ideas colaborativas en las que prima preservar el empleo, así como estamos preservando la vida. Una de estas decisiones puede ser la de apretarse el cinturón y liderar conversaciones con las empresas en las que se manifieste el interés de colaborar. He escuchado que algunos trabajadores de empresas están llamando a sus empleadores para ofrecerles reducciones de sueldo y que esta reducción pudiera ser compensada una vez logremos superar esta emergencia. Esa es apenas una idea o muestra de consideración mutua. Por supuesto, hay otras ideas que es prudente explorar.

Por otro lado, el Gobierno debe pensar en las consecuencias de sus actos. Las ayudas a los ciudadanos son inminentes. Sin embargo, debemos ser prudentes con los subsidios y que estos no se vuelvan permanentes. Controlar el gasto es también deber del Estado, pues en la medida que exista más gasto más necesidad de financiación va a tener el Estado y recordemos que el Estado somos todos. No podemos olvidarnos de que la principal fuente de ingreso del Estado son los impuestos, así que cualquier abuso en el gasto conlleva, tarde que temprano, al pago de mayores impuestos. Esta también es la oportunidad para que el Estado bancarice a los ciudadanos en su totalidad a fin de combatir un flagelo como el de los “paga diarios” y de paso regule la economía informal que desde hace tiempos viene sin control.

Lo más importante en este momento es que todos debemos aportar en esta situación. Lo primero es preservar la vida pues sin ello no habrá economía. Lo segundo es que debemos concientizarnos de que esta cuarentena podría prolongarse y en la medida que esto suceda debemos racionalizar nuestro consumo y ayudar a los más necesitados. La mejor ayuda que podemos dar es honrando nuestras obligaciones pues de ellas dependen muchas familias. No nos hagamos los de la vista gorda con las obligaciones y paguemos algo, pero paguemos porque todos tenemos las mismas necesidades. Tampoco es momento de criticar, de quejarse ni de defenderse, es momento por fin de estar unidos en la búsqueda de soluciones.

En Twitter: @JnicaV

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