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Aprendiendo con el ejemplo

Negociadores de las Farc se han interesado en temas de desmovilización, desarme y participación política.

María del Rosario Arrázola - Hugo García Segura
13 de julio de 2013 - 09:00 p. m.
Aprendiendo con el ejemplo

El mes pasado, los negociadores de las Farc en el proceso de paz de La Habana recibieron la visita de una delegación con la que conversaron de dos temas: desmovilización y dejación de armas. Eran algunos exmiembros del Ejército Republicano Irlandés (Ira, por sus siglas en inglés), protagonista de uno de los acuerdos de paz más exitosos de la historia moderna. La misión guerrillera intercambió conceptos sobre esos dos puntos, que consideran fundamentales de cara al futuro de los diálogos, poniendo especial énfasis en el desarme que el Ira implementó en su momento y salvó el proceso de paz en su país, hacia el año 2000.

No fue un tránsito fácil. En un documento titulado “El proceso de desarme del Ira en Irlanda del Norte: lecciones para Colombia”, de Vicenç Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, se advierte que el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 —que marcó el inicio del proceso de paz en esa nación— no explicó cómo proceder en detalle ante el tema del desarme, limitándose a expresar su conveniencia e invitar a las partes a colaborar con la Comisión Internacional Independiente de Desarme (IICD).

Hubo mucha desconfianza, relata Fisas, aunque se tenía claro que la resolución del decomiso de armas era parte indispensable del proceso de negociación. Y cuenta que la IICD estuvo presidida por el general canadiense Jon de Chastelain, quien se encargó de verificar el paulatino desarme y la destrucción de las pistolas y fusiles. Al final, se realizaron cuatro actos de desarme del Ira supervisados por la citada comisión: el 23 de octubre de 2001, el 8 de abril de 2002, el 21 de octubre de 2003 y el 26 de septiembre de 2005.

Pero no sólo exmiembros del Ira han ido a Cuba a hablar con los negociadores de las Farc. También se habla de la continua presencia de exguerrilleros centroamericanos —del Farabundo Martí de El Salvador y sandinistas de Nicaragua—, así como de Sudáfrica. Además de desmovilización y desarme, las Farc han indagado en otro tema sensible: la reparación a las víctimas y el perdón. “La sola discusión de estos temas permite ir adelante en la agenda misma y por eso hay quienes se atreven a decir que el acuerdo final puede estar muy cerca”, dice una fuente cercana a la mesa de negociación.

Precisamente en el espinoso asunto del desarme, la idea que estaría tomando fuerza es dejar las armas en una especie de custodia a manos de alguna organización internacional o de un organismo humanitario. Sería la lección que les habría dejado a las Farc el haber conocido de cerca la experiencia del Ira, teniendo en cuenta que la postura del presidente Santos es que no va a permitir que se haga política armada. Y en el Gobierno ven como una señal positiva que la guerrilla, mientras cumple con el cronograma de los diálogos, esté interesada en la historia de procesos de paz exitosos en el mundo.

De cualquier manera, todo apunta a un objetivo final: concretar la participación en política, como consecuencia lógica de la dejación de armas y la firma de un acuerdo para el fin del conflicto. Y la decisión del Consejo de Estado de devolverle la personería jurídica a la Unión Patriótica (UP) es un hecho íntimamente ligado a lo que pasa en La Habana. De hecho, según fuentes consultadas por este diario, las Farc habrían empezado a consolidar una agenda programática para meterse de lleno en la arena política, pensando más en 2015, cuando se escojan autoridades locales y regionales.

Es por eso que para muchos no es raro que la discusión sobre las zonas de reserva campesina —uno de los puntos que aún están pendientes por desarrollar tras cerrarse el primer tema de la agenda: la política agraria— se haya trasladado en un abrir y cerrar de ojos de Cuba al Catatumbo, siendo un inamovible para quienes lideran el paro campesino en esa región. Pero, además, para la semana entrante se anuncia paro minero y se conoce de protestas de sectores agrícolas en diferentes zonas del país, en los que la guerrilla estaría intentando crear a unos nuevos escenarios de discusión que entrarían a alimentar sus posturas en la mesa de diálogos de La Habana.

El objetivo apuntaría a que esas expresiones de inconformismo sean punta de lanza de su temario político de cara a las elecciones a Congreso del próximo año —si es que hay acuerdo final— o las de alcaldes y gobernadores de 2015. En este sentido, otra de las luchas que pretenden dar las Farc tiene que ver con lograr unas condiciones diferentes para la UP, pues el umbral que establece hoy la ley para conservar la personería jurídica de cualquier movimiento o partido exige cerca de 450 mil votos, una cifra casi que inalcanzable para ella. Se habla de crear una “circunscripción especial para la paz”, con lo que se buscaría garantizar su supervivencia en el panorama político nacional.

Sea como sea, Gobierno y Farc saben que el Consejo de Estado ya dio trámite a un tema sensible, lo de la personería de la UP, y eso permite dar pasos gigantes en los diálogos de Cuba. Y aunque nadie lo reconoce, desde hace rato avanzan las consultas sobre “el blindaje” internacional que debe tener el proceso de paz con respecto a delitos de lesa humanidad, narcotráfico y lavado de activos, que tienen un tratamiento distintos en el ámbito mundial. La paz como un bien supremo es la premisa y lo que se dice es que Estados Unidos estaría dispuesto a respetar los eventuales acuerdos que se logren para el fin del conflicto en Colombia. Hoy se entiende que la agenda de La Habana pasa por muchas manos y por muchos temas, y que las Farc quieren estar en política y quieren hacer presencia legal.

‘Esos temas no están aún sobre la mesa’: Farc

En diálogo con El Espectador desde La Habana, Jorge Torres Victoria, alias Pablo Catatumbo, se abstuvo de comentar sobre los avances que se podrían haber alcanzado en temas de desmovilización, desarme y salidas a los líos jurídicos de los jefes guerrilleros. “Esos temas serán tratados a profundidad más adelante. Lo que sí hemos dicho es que vamos a hablar de ellos con total seriedad, pero cuando llegue el momento de hacerlo, según el cronograma de la agenda de diálogos. Esos temas aún no están sobre la mesa”, manifestó.

A lo que sí se refirió el negociador de la guerrilla fue a la crisis que se vive actualmente por el paro campesino en la región del Catatumbo (Norte de Santander): “Nos preocupa el manejo que el Gobierno les ha dado a las manifestaciones, porque va en abierta contradicción con el discurso de que dejemos las armas para defender nuestras ideas en la plaza pública, pero cuando los campesinos protestan los estigmatizan y reprimen”, señaló.

Por María del Rosario Arrázola - Hugo García Segura

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