Publicidad

'No tengo discrepancias con Angelino Garzón': Eduardo Pizarro

El ahora ex funcionario habla de su salida de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.

Redacción Política
01 de diciembre de 2010 - 12:14 a. m.

Después de cinco años al frente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), Eduardo Pizarro se hace a un lado y le deja el camino libre al vicepresidente Angelino Garzón, quien ahora será el encargado de liderar el proceso de reparación a las víctimas. Y aunque dice que se trata de un relevo normal y de que se va a trabajar con la Corte Penal Internacional, su molestia es evidente ante el hecho de que Garzón hubiera anunciado que asumiría la presidencia de la Comisión el sábado pasado en plena reunión de la misma, sin habérselo informado previamente. Pizarro habló con El Espectador de lo acontecido, de su futuro y del balance al frente de la CNRR.

¿Por qué se va?

La nueva ley de víctimas prevé la creación de un nuevo sistema para la reparación integral de las víctimas, encabezado por el Vicepresidente de la República. El doctor Angelino Garzón decidió acelerar su liderazgo en este proceso asumiendo directamente la presidencia de la Comisión y convirtiéndola en el eje de la nueva institucionalidad que se va a crear a partir de esa ley.

¿Fue entonces una decisión acelerada del Vicepresidente?

Simplemente, a diferencia del ex vicepresidente Francisco Santos que delegó en mí la presidencia de la Comisión, él optó por asumir el cargo.

Es claro que el Vicepresidente lidera, ¿pero no podía delegar otra vez en usted?

No tenía sentido, porque esta nueva institucionalidad requiere mucho pulso y evidentemente el Vicepresidente tiene más recursos de poder que yo, dado que asiste a los consejos de ministros. Se necesita más músculo y era muy importante que él asumiera.

¿En algún momento lo consultó?

La decisión la tomó él y la anunció en la plenaria de la Comisión el sábado pasado. La verdad es que me sorprendió y tomé entonces la decisión de renunciar, dado que tengo una segunda función y es ser el representante de América en la junta directiva del Fondo de Víctimas de la Corte Penal Internacional.

¿Le molestó la actitud del vicepresidente Garzón?

Hubiera preferido, como un gesto de cortesía, que me hubiese anunciado previamente la decisión, pero respeto su postura y me parece positivo que él lidere un proceso tan complejo. Eso fue evidentemente un factor de molestia, pero ahora lo importante es que echemos para adelante, él en Colombia y yo en La Haya. Conozco a Angelino Garzón hace más de 20 años y no tengo ningún tipo de discrepancias con él.

¿Qué balance hace de su gestión?

Salgo muy satisfecho. Hace cinco años las víctimas, como portadoras del derecho a la verdad, la justicia y la reparación, no existían en la agenda pública. Con la Ley de Justicia y Paz nace la idea de la víctima en la conciencia nacional y eso se refleja en el paso que se va a dar con la ley de víctimas y de restitución de tierras. También se logró la desmovilización de las autodefensas y gracias a las versiones libres se ha adelantado mucho en la verdad judicial. Ya tenemos un sistema nacional de reparación en curso, más de 60 mil familias han recibido alrededor de $500 mil millones y esto es un avance en atención a la población desplazada. Las bases ya están muy firmes.

¿Qué le faltó por hacer?

Todo. Esta es una tarea para una generación y de la mano de un equipo humano maravilloso dejamos simplemente las bases de un edificio al que le faltan muchos pisos por construir.

¿La ley de víctimas está bien concebida?

Los errores de apreciación que había hace un año están superados. Ya hay mecanismos para preservar el debido proceso y la presunción de inocencia de los agentes del Estado, se avanzó en la idea de que no sólo el Estado es responsable de los derechos humanos, sino también los actores armados ilegales, y se ha avanzado en criterios de reparación más viables fiscalmente. Además, se incluyó el tema de restitución de tierras.

¿Qué fue lo más difícil en estos cinco años?

Que la Comisión hubiese nacido de la Ley de Justicia y Paz, en un contexto de un país muy crispado y polarizado. Nacimos con 10 grados bajo cero de legitimidad, en un crudo invierno, y al cabo de dos o tres años logramos avanzar a un clima como de primavera. Ahora sueño que al final de este proceso lleguemos al verano y tengamos una legitimidad de 25 grados sobre cero.

Por Redacción Política

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar