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Se salvan las listas paritarias y alternadas en la reforma política

La Comisión Primera de la Cámara negó una proposición que buscaba eliminar este punto y, por el contrario, aprobó el artículo que recoge ese principio, incluidas las listas cerradas, en primer debate.

06 de octubre de 2020 - 08:55 p. m.
Se salvan las listas paritarias y alternadas en la reforma política

Este martes, la Comisión Primera de la Cámara continúa el debate de la Reforma Política que, en los días pasados, se ha dilatado zanjando la discusión sobre la paridad y las acciones afirmativas para lograr que hombres y mujeres lleguen por igualdad a espacios de representación. La semana pasada, por ejemplo, se aprobó una proposición para que dentro de los partidos políticos se obligue aplicar el principio para mecanismos de elecciones internas, como sobre quién será el presidente o director de la colectividad u otros espacios de escogencia.

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Este martes, se avanzó sobre el tema cuando se negó una proposición de los representantes Gabriel Vallejo (Centro Democrático) y Juan Carlos Wills (Partido Conservador), que pedían eliminar del artículo 2 del proyecto, el numeral que exige las listas paritarias y alternadas por género dentro de los partidos. Y, por el contrario, la Comisión votó favorablemente el artículo, garantizando que en las elecciones de 2023 se logrará 50-50 de hombres y mujeres en las corporaciones públicas y aquellos partidos que cumplan con estas características en 2022 se les duplicará la financiación estatal durante la vigencia fiscal de 2023.

“Ya no solo se trata de mujeres candidatas, sino también de más mujeres electas”, celebró el representante de Cambio Radical, José Daniel López. Además de garantizar esto en primer debate, también se adicionó una proposición del representante Luis Albero Albán (FARC) en el que deja como acción afirmativa la permisión de listas exclusivamente de mujeres.

Los argumentos de los opositores a las listas paritarias y alternadas sostienen que son antidemocráticas. “Es una intromisión a los partidos y movimientos en las decisiones internas”, dijo el representante de la U, Jorge Eliécer, Tamayo, quien abogó, más bien, dar más incentivos económicos a las organizaciones políticas que promocionen y avalen más mujeres para tender a la paridad. Sin embargo, la Ley 1475 de 2011 ya determina que el 5% de los recursos estatales desembolsados a las agrupaciones deben ser destinados para tal fin y lo que se ha encontrado es que ese dinero se destina a celebraciones del Día de la Mujer, desconociendo la exigencia de invertir en mejorar la participación política femenina.

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Por su parte, el representante Wills señaló el tema de listas paritarias y alternadas de ser un error que llevarían al constreñimiento al obligar a los electores no a votar por el candidato o candidata de su preferencia, sino por el que imponga el partido, obligados por la ley. “Estamos viendo la participación como un simple número y va más allá de un número o porcentaje, deben ser los movimientos los que generen estrategias de atracción a la participación de la mujer”, comentó por su lado Gabriel Vallejo.

También mujeres se manifestaron en contra de estos principios: “Es irrespetuoso esconderse en la discriminación positiva para que después digan que si una mujer está en el Congreso es por razón de su género. Las que estamos aquí no nos hemos ganado nada y hemos demostrado que somos capaces”, aseveró la representante del Centro Democrático, Margarita Restrepo.

Las voces a favor de esta acción afirmativa contraargumentaron señalando de que es un dispositivo transitorio que, una vez lograda la paridad efectiva dentro de las corporaciones, este pierde su vigencia. “Si establecemos dispositivos de discriminación positiva se pueden generar círculos virtuosos de participación política de sectores discriminados. Hasta hace pocos años no votábamos, no teníamos propiedades, no podíamos ser elegidas. Reconocer esto es una medida para llegar a la paridad. La voluntad democrática y libre no hubiese votado un 19% de mujeres en el Congreso si no tuviéramos mecanismos como la Ley de Cuotas”, explicó la representante de la Alianza Verde, Juanita Goebertus, quien recordó que antes de la Ley 1475 el porcentaje de mujeres en el Legislativo no llegaba al 15%, peor aún, en los 90s la participación era menor al 10%.

“La ley nos ayuda a las transformaciones culturales, a dar el paso. La alternancia es un ordenador de la democracia, como lo fue la Ley de Cuotas, y como lo reconoce la Cepal”, recordó Ángela María Robledo (Colombia Humana) sobre las propuestas de los opositores a la obligatoriedad de este principio, que iban encaminadas a impulsar cultural y socialmente las aspiraciones de las mujeres.

Igualmente, la representante Adriana Matiz (Partido Conservador) fue más tajante al cuestionar la posición de sus colegas en contra e insistió en la importancia de dejar escrito un principio como este: “Para que la igualdad de oportunidades sea real, necesitamos ampliar las medidas a favor de las mujeres. No podemos avanzar como país sin garantizar los derechos de más de la mitad de la población. Somos el 52%. Y las mujeres en la política tiene un efecto multiplicador en que más mujeres quieran estar en el escenario político, erradicar prejuicios y estereotipos, se refuerza el concepto de mujer ciudadana frente al de mujer víctima y vulnerable, se frenan las violencias”.

Calificó este principio como un derecho humano y una deuda histórica con la población femenina. “No estamos diciendo que nos regalen nada, pero uno de los problemas estructurales del fenómeno es que no existe reconocimiento social y cultural, hay un imaginario cultural que profundiza en la posición de inferioridad de la mujer con respecto al hombre”, resaltó.

También varios parlamentarios de todas las corrientes apoyaron el artículo, como es el caso de Álvaro Hernán Prada, que aceptó dicho principio, pero con la constancia de que sea por un máximo de tres períodos de elecciones. “La discriminación positiva obedece a que a la mujer le han cerrado muchos espacios en la democracia. Si no le abrimos las puertas para que se iguale en materia de derechos políticos con los hombres, tardarán muchos años en lograrlo”, explicó.

Juan Carlos Losada, del Partido Liberal, calificó este punto como “la reforma más profunda que se le puede hacer al sistema político colombiano y a la representación política” e invitó a sus compañeros a votar negativamente a la proposición supresora de la paridad y la alternancia, aunque, vaticinó, que en plenaria es muy probable que la hunda como ocurrió hace casi dos años cuando también se discutía una Reforma Política que buscaba garantizar las listas cremalleras.

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